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Esquilaje de ovejas. I. Santos

El arte de pelar el vellón

León cuenta con una de las empresas más importantes de esquiladores que recorren la Comunidad, Extremadura y Portugal ejerciendo uno de los oficios más ancestrales, hoy convertido en todo un arte, que requieren de precisión, destreza y fuerza

A. CUBILLAS

Sábado, 26 de agosto 2017, 10:14

Es el arte de esquilar ovejas. O lo que es lo mismo, el arte de pelar el vellón. El mismo que requiere de precisión, destreza y fuerza. Uno de los oficios más ancestrales, tanto como el pastoreo, al fin de cuentos uno no podía vivir sin el otro.

Una profesión que habitualmente se heredaba de padres a hijos, que tuvo una gran importancia hasta el siglo XX y que en los últimos años ha renacido como una alternativa a la crisis para jóvenes y extranjeros, que han sabido profesionalizar este oficio.

Porque, lejos de la realidad, los esquiladores no están en vías de extinción sino las ovejas. Bien lo sabe Alfonso Suárez, ganadero ovino que 2002 vendió su ganadería para crear junto a Ignacio Fidalgo ‘Esquiladores Montaña de León’ ante la carencia de profesionales.

15 años después, la empresa, que comenzó con tres trabajadores y esquilando 25.000 esquiladores, cuenta con una plantilla de medio centenar de trabajadores, principalmente llegados desde Uruguay, y supera el medio millón de ovejas esquiladas por campaña.

Se mueven por diferentes puntos de Portugal, Extremadura y Castilla y León. En esta ocasión, se han trasladado hasta la ganadería de Emilio, en la Cueta de Babia. Con los primeros rayos del día, cuelgan su máquinas eléctricas y se atavían con mono y los mocasines, unos zapatos especiales sin tacones que evitan resbalones y cargas en la espalda.

Y empieza la labor. Una a una las ovejas van pasando por manos de estos expertos. Entre sus brazos parece manso el animal que previamente se resistía a salir del redil. Y así en poco menos de tres minutos el vellón del animal sale en una sola pieza.

Imagen. Esquila de ovejas en una ganadería de La Cueta.

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Imagen. Esquila de ovejas en una ganadería de La Cueta.

Rumbo a China

Por cada oveja se saca de media unos 30 kilos de una lana, que pone rumbo a China, donde se lava y se trata y que, dada su alta calidad dado que es de raza merina, servirá para hacer algunas de los jerséis que se lucirán este próximo invierno.

Un oficio duro pero gratificante, según reconocen estos esquiladores, que se extiende durante todo el año aunque la temporada fuerte se centra entre abril y julio y que sorprende a aquellos que por primera vez observan el arte de quitar el vellón a las ovejas.

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