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La figura de San Sebastián saliendo de la Iglesia de San Juan Bautista en la celebración del Corpus Christi este domingo. Campillo

El arrogante taconeo de San Sebastián eclipsa Laguna de Negrillos

La celebración del Corpus Christi en Laguna de Negrillos ha congregado este domingo a cientos de fieles al tradicional acto de conversión de San Sebastián

Domingo, 11 de junio 2023, 16:09

Firme, sereno y lento. Muy lento. El tradicional taconeo de San Sebastián ha vuelto a recorrer las calles de Laguna de Negrillos en la celebración del Corpus Christi en la localidad leonesa.

A las 12:00 de la mañana y fieles a la tradición, la cofradía del Señor Sacramentado comenzaba en la Iglesia de San Juan Bautista el auto sacramental después de la misa presidida por el Obispo de León, Luis Ángel de las Heras.

Allí, un joven Álvaro Martínez, de 26 años y ataviado con la máscara que lo caracteriza, la casaca militar negra y la lanza, camina con paso lento y arrogante sobre un firme de madera al que ya le pesan los años y las marcas de una tradición declarada de Interés Turístico Provincial y Regional.

Campillo

Cuidado hasta el más mínimo detalle, San Sebastián viste casaca militar negra con cuello y puños rojos y en la bocamanga tres estrellas de seis puntas de Capitán; braga negra abotonada en la rodilla, calcetín blanco alto con borlas y calzado de tacón negro.

Le rodea un mantón de manila cruzado de derecha a izquierda. La cabeza, de la que pende una larga coleta hasta la cintura, va cubierta con un gorro napoleónico en el que lleva cosidas dos grandes eses.

Con el sencillo sonido de las castañuelas y el tamboril, el centurión romano sólo se detiene para realizar dos reverencias ante el altar que desata el aplauso de todos los allí presentes.

Tras hacer un recorrido por el tempo, el santo encabeza la procesión seguido todos los apóstoles excepto Judas Iscariote, así como otras tantas imágenes y los ocho danzantes que, emulando a los ángeles, se mueven al son de la música tradicional. La procesión se completa con la presencia de los birrias que, a modo de diablos o guirrios, abren paso durante el desfile.

Origen

El origen de esta tradición se sitúa en el siglo XVII, cuando sin saber cómo ni por qué, los lagunenses decidieron honrar la figura de este capitán francés de la Primera Corte de la Guardia Pretoriana que eligió seguir a Cristo frente a las órdenes de su Emperador.

En su recorrido trata de negar al público su fe cristiana, que finalmente reconoce cuando realiza una venia con la cara descubierta ante el Santísimo tras lo cual se va presuroso. Siguiendo sus pasos e intercalados con las imágenes van los Apóstoles (excepto Judas Iscariote), San Miguel, San Juan Bautista, San Juan Evangelista y Jesucristo. Junto a ellos, los danzantes representan, según la tradición, ángeles que custodian la Sagrada Forma y a la que nunca dan la espalda.

El acto de fé de San Sebastián

Nadie sabe cómo ni tampoco por qué San Sebastián, natural de Narvona, criado en Milán y militar a las órdenes del emperador Diocleciano, se convirtió en el protagonista central de este acto. Fue hace más de trescientos años cuando los lagunenses, decidieron honrar con una procesión la valentía de este militar pero ante todo cristiano, que eligió seguir a Cristo frente a las órdenes de su Emperador.

Como la figura más representativa de la corte, San Sebastián era el principal baluarte en la décima persecución de los cristianos. Sin embargo, él desafiando las órdenes del emperador no cumplía con los sacrificios paganos y colaboraba, visitaba y ayudaba a sus compañeros encarcelados por su religión.

Hasta que fue descubierto. En ese momento, el emperador le obligó a escoger entre ser su soldado o ser cristiano. «Cristiano ante todo», replicó a Diocleciano que, decepcionado le condenó a morir siendo sus propios solados los que le ataron a un poste y le azotaron, dándole muerte.

Sin embargo, San Sebastián encontró una mano amiga. La de los cristianos que, aún con vida, le recogieron y le llevaron a la casa de una noble cristiana que le curó las heridas hasta que se recuperó. Pese a las recomendaciones de los cristianos, San Sebastián regresó a Roma y se enfrentó al emperador al que advirtió por segunda vez que su opción era la de seguir a Cristo. Una arrogancia que desconcertó y enfureció a Diocleciano que le mandó matar, está vez y para asegurar su muerte, en el circo romano, donde le flagelaron hasta perecer.

Un acto de fe que, sea como fuere, empujó a la Cofradía del Señor Sacramentado a convertir a San Sebastián en el protagonista central de la tradicional celebración del Corpus Chirsti de Laguna de Negrillos.

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