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Es plena época de recogida de setas y el plan perfecto para hacer una escapada a la montaña, aunque este producto puede tener trampa y caer en ellas puede tener consecuencias fatales. Las más grandes son las más golosas, esas a por las que todo el mundo va, pero tienen un contra: suelen estar llenas de gusanos.
Presentes sobre todo en níscalos, los gusanos pueden aparecer en cualquier seta. «Es lo más normal del mundo», comenta José María Escapa, presidente de la Asociación Micológica de León. Y es que cuanta más temperatura haya más probable será la aparición de los «bichos» porque hay muchos insectos, pero «cuando hace frío hay menos y por lo tanto no aparecen tantos gusanos», explica Escapa.
Aunque los gusanos -que generalmente son larvas- no la hacen incomestible, sí que es cierto que provocan que la seta no esté en las mejores condiciones: «Obviamente hay que recogerlas en condiciones óptimas y procurar que tengan los mínimos posibles», aunque incide en que «comer se podrían comer», lo que pasa que «te estarías comiendo un bicho».
Las más grandes, aquellas que pesan entre 2 y 3 kilos, son actualmente una excepción y se consideran casi reliquias, aunque en realidad «es lo que debe pesar una seta». «Ahora hay pocas porque la gente las coge antes y no les da tiempo a crecer tanto, pero es lo normal», precisa el presidente a modo informativo, puesto que «es mejor cogerlas más pequeñas, con el himenio blanquito antes de que hayan empezado a madurar mucho», momento exacto en el que empiezan a aparecer los gusanos.
La seta que es comestible es comestible siempre, aunque si tiene gusanos o está demasiado madura la cosa puede derivar en pequeños problemas estomacales: «Si coges una comestible pero no está en las condiciones óptimas para su consumo te puede hacer algo de daño, a pesar de que se pueda comer», dice. «Es como la fruta, es comestible pero estar en mal estado».
La temporada de setas está siendo satisfactoria, la montaña leonesa está respondiendo «bien» esta vez y hay cuantiosas setas de todo tipo en el campo, aunque cada vez son menos por la gran afición existente en la provincia leonesa a salir a recogerlas en estos meses otoñales.
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