En Prada de la Sierra no tienen carretera de acceso, ni señales, ni agua ni electricidad. Por no tener no tienen ni nombre en el registro. O, al menos, no lo tenían de forma oficial hasta esta semana.
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Este pueblo, enclavado en un valle de ... la comarca leonesa de la Maragatería, rodeado por montañas coronadas por palas de aerogeneradores, y al que solo es posible llegar a través de pistas forestales, ha logrado resucitar tras una sentencia pionera que obliga al Ayuntamiento de Santa Colomba de Somoza a reinscribirlo en el Instituto Nacional de Estadística.
En los últimos 30 años, el pueblo no ha existido de forma oficial. Estaba considerado como una localidad despoblada, a pesar de que nunca se quedó vacío del todo. De hecho, desde los años 2000, de forma constante ha contado con vecinos que habitaban de forma continuada en sus casas.
La última batalla la libró Javier López, uno de sus moradores más jóvenes, que se desplazó a Prada de la Sierra hace nueve años con su mujer y su hijo. Éste, de la mano del abogado Víctor Álvarez Bayón -de Cordal Abogados- han logrado que el tribunal les dé la razón y demande al Ayuntamiento que dé marcha atrás a la decisión que tomó en 1992. Aquel año, a propuesta de Santa Colomba de Somoza, la Junta de Castilla y León solicitó dar de baja al pueblo. Ahora, la sentencia obliga a resucitar a este pueblo, que genera «una parte importante» del presupuesto de Santa Colomba, según afirman, gracias a los pastos, la caza, una corta de madera y los aerogeneradores.
Sus repobladores -entre los que se encuentra Javier- se han encargado de recuperar las casas, crear un puente, devolver el nombre a las calles y convertirse en un pueblo autosuficiente, generando su propia energía para tener luz e instalando una red de saneamiento. «Aquí, entre la asociación y los vecinos, hemos arreglado una fuente, que dicen que es de origen romano; la antigua escuela, que ahora es casa del pueblo; se han traído las campanas a la iglesia; y se han adecentado las casas para vivir aquí».
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Otro de los moradores de Prada de la Sierra es Adolfo González. Nació en Guadalajara y vivió en Riaño. Haciendo el Camino de Santiago, le ofrecieron de forma gratuita un terreno en el pueblo y no dudó en aceptar la oferta, aunque finalmente se empeñó en comprarlo. Desde entonces han pasado 10 años y él también ha participado en la reconstrucción de la localidad.
Los vecinos solo quieren que una parte de los ingresos que recibe el Ayuntamiento repercutan en su pueblo. «Ellos mismos han tenido que rotular las calles, limpiarlas y gestionarse sin el Ayuntamiento», recuerda el abogado. «Solo queremos que nos den de alta como pueblo y tengamos unos servicios básicos. Hasta ahora, nosotros hemos puesto el agua, la luz, y el alumbrado en las calles».
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Reclaman también que se les permita empadronarse en el pueblo. Y es que, los vecinos que se instalaban en la localidad eran registrados como ciudadanos de otros pueblos del municipio e incluso se les daba de alta el domicilio en la Casa Consistorial. «Cada vez que iba gente a empadronarse, les mandaban a otro lado. Yo llevo aquí viviendo 20 años y me pone que soy de Foncebadón».
Todo ello a pesar de que muchos de ellos llevan una década residiendo de forma permanente en este núcleo de población que se asienta en un entorno mágico a caballo entre la Maragatería y El Bierzo. Actualmente son once vecinos -tres de ellos niños- y en verano quintuplican la población. «Yo tengo placas solares, tengo internet, tengo agua, tengo una fosa séptica y vivo a gusto aquí. Me caliento con leña y tengo un calentador con butano para el agua caliente. Tengo todo lo suficiente para habitar; puedo vivir perfectamente y este pueblo no es inhabitable como dice el Ayuntamiento».
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Y su lucha aún no ha acabado. A la espera de que la sentencia sea firme y recuperen servicios esenciales que la llegada del correo hasta el pueblo, otro pleito queda pendiente de resolver. Una demanda por las normas urbanísticas, ya que mantienen a la localidad como zona rústica, esperan que sea un nuevo paso para poder reconstruir sus viviendas y propiedades y reiniciar la actividad aquí.
En poco más de un mes, Prada de la Sierra celebrará de nuevo su fiesta grande, el 17 de julio, donde los nativos regresan y cerca de medio centenar de personas acuden al pueblo.
Una fiesta que este año se celebrará aún más si cabe, y más aún si el INE confirma que esta localidad resucita y que la provincia cuenta con una nueva localidad en su mapa.
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