17 años del crimen de Sheila Barrero: «Pedimos justicia y que se valoren las pruebas»

Justo antes de entregar un centro de flores e iniciar cinco minutos de silencio, Ancares recordó el desenlace de un año en el que creían que el asesinato de su vecina se esclarecería. «Hemos sido testigos de nuevas esperanzas puestas en la apertura nuevamente del caso y, por desgracia, todos sufrimos la desilusión de ver cómo se cerraba del mismo modo, sin el resultado que esperábamos», lamentó el alcalde.

La Audiencia Provincial de Asturias avaló el pasado septiembre la decisión de la juez instructora de sobreseer provisionalmente la causa al estimar que los indicios sobre la presunta autoría de su exnovio, Borja V. G., son «meras sospechas» e «insuficientes» para una condena y para la continuación del procedimiento contra el investigado.

La familia de Sheila Barrero no dudó a la hora de manifestar su «decepción e indignación» con la justicia tras el archivo del caso, que dio carpetazo a todas sus esperanzas. «La justicia tendría que valorar las pruebas para ir a juicio y no lo hizo. Las echó todas para atrás. En sus manos estaba esclarecer el asesinato de Sheila», apuntó su madre, Julia Fernández. Se reafirma y continúa señalando al único investigado por el crimen de su hija. Reclama «justicia para Sheila y que se valoren las pruebas para abrir un juicio oral».

Todo ello ha ido mermando la confianza de la familia en la resolución del asesinato de Sheila Barrero. «Mientras no haya un juez honrado que quiera sacarlo adelante, no habrá justicia para ella», señaló Julia Fernández, tras indicar que «no existe ningún informe que contradiga los informes de laboratorio o las pruebas de la Guardia Civil».

Ayer volvía a ser 25 de enero y la familia recibía de nuevo el apoyo de los vecinos, a los que no dudaron en agradecer su aliento en un acto marcado por las restricciones de la pandemia. «Nadie sabe lo que es vivir día a día así. Tienes que luchar contra todo: contra la rabia, el dolor y la impotencia. Dan igual las pruebas. Valoran lo que no hay», confesó Fernández.

Y entre tanto, Julia Fernández trata de sobreponerse al dolor. «Ya van 17 años y para nosotros es como si fuera ayer. Lo vives día a día, como si no pasase el tiempo. Su silla sigue ahí vacía».