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Los dos guardias civiles que presuntamente protagonizaron un altercado en un bar de Carrizo de la Ribera han sido absueltos por el Juzgado de lo Penal nº2 de León al entender que no existen «prueba suficiente de la autoría de los acusados».
Según la sentencia ... a la que ha tenido acceso este diario, la juez les absuelve en virtud de la presunción de inocencia después de que durante el juicio no se haya acreditado los hechos con la «virtualidad probatoria» que exige una sentencia condenatoria por los hechos relatados.
La jueza entienda que no queda acreditado que los dos agentes, haciendo ostentación de su condición de agentes de la Guardia Civil, accediesen al bar 'El Rincón' en la madrugada del 11 de septiembre de 2013 y dijesen que mandaban ellos, obligando a los presentes a fumar y a apagar sus teléfonos móviles.
Asimismo, no ve probados que bajasen la trapa del local advirtiendo de que de allí no se movía nadie ni que pasaran al interior de la barra y se sirvieran bebidas alcohólicas poniendo música en el ordenador, entre ellas, el 'Cara al Sol'.
Por último, la jueza niega que esté acreditado que los guardias sacasen sus armas reglamentarias y sus cargadores y obligasen a los clientes a introducirse balas en la boca y en las bebidas así como que uno de ellos intentase abrazar y besar a la propietaria del bar diciéndola «eres mía».
De esta forma, rechaza la petición de cárcel de dos años que solicitaba la Fiscalía y acuerda la libre absolución de los dos guardias, que permanecían en baja psicológica por estos hechos desde el 2014.
Durante su declaración ante la jueza, los acusados negaron los hechos y advirtieron que la denuncia era fruto de una venganza personal, de rencorespersonales, señalando directamente al sargento con el que mantenían una mala relación.
Es más, aseguraron que el sargento quería «que nos expedientaran para librarse de nosotros pero se le fue de las manos». Ambos acusados reconocieron haber estado esa noche en el local, informando a la propietaria de la posible sanción por fumar en el interior dado el fuerte olor a tabaco.
Posteriormente, abandonaron el local y siguieron con su turno. Por todo ello, los dos guardias no podrían explicar el por qué la propietaria del local cursó un año después de los presuntos hechos la denuncia y se muestran convencidos de que fue «la baza que jugó» cuando iba a ser denunciada por una negligencia con la terraza.
«Esa historia tuvo que inventársela cuando el sargento iba a denunciarla. Pero ella no quería denunciar y fue el sargento por venganza personal».
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