Fapas cree que el aumento del turismo influyó en la muerte del último oso

El caso es que la zona forestal en la que aparecieron los dos oseznos muertos tiene gran valor ecológico y «desde hace años, Fapas solicita a la Administración de Asturias que se haga una revisión de las áreas críticas para la conservación de los osos». Esas zonas especialmente sensibles para los plantígrados serían las de reproducción y alimentación de los animales y donde los conservacionistas consideran que sería necesario «regular las actividades humanas para evitar molestias a los osos, en especial en las áreas de reproducción».

El Principado lleva doce años sin modificar las áreas críticas ya establecidas, a pesar del incremento de la población osera, lo que lleva implícito que existan nuevas zonas donde sería necesario establecer medidas de protección del hábitat osero, según el Fapas.

El problema, al parecer, es la generalización de las rutas de montaña, que la Administración regional llega a colocar en su sitio de internet para conocimiento público, «una moda que puede tener graves consecuencias para la conservación de los osos», apunta el Fapas.

Algunas de esas sendas están trazadas por áreas protegidas o por zonas vírgenes que hacen que los excursionistas abandonen los caminos para «descubrir los secretos de la naturaleza y rompen con la necesaria tranquilidad que la fauna salvaje, en especial los osos, precisan para su reproducción».

Ha alertado al Principado sobre este problema y la existencia de estas rutas de montaña, pero sin resultado positivo. Según el Fapas, «la falta de conocimientos y de sensibilidad de quienes anárquicamente desarrollan, marcan y promocionan estas rutas en primavera y verano pone tan en riesgo al oso como las actividades agresivas que ya se producen en invierno y otoño con decenas de batidas de caza sobre áreas donde se solapa la alimentación del oso con la de otras especies como son los jabalíes».

«Huida hacia adelante»

La entidad presidida por Roberto Hartasánchez culmina su crítica al indicar que «la huida hacia adelante del Gobierno de Asturias, promocionando la marca 'Asturias paraíso natural', trata de esconder la crítica situación de la gestión de los espacios protegidos y de la biodiversidad en general».

En lo que va de año han aparecidos dos cadáveres de osos, pero el de hace doce días sería el primero que el Fapas achaca al impacto que suponen los senderistas en el hábitat. El anterior ejemplar muerto se encontró el 8 de enero en las inmediaciones de Moal, a las puertas de la Reserva Natural Integral de Muniellos, en Cangas del Narcea. En ambos casos los ejemplares fueron localizados por unos turistas, pero en el de Moal el cadáver apareció devorado por otros animales, por lo que se cree que el oso podría haber muerto meses antes.

La presencia de osos en Asturias es uno de los grandes atractivos turísticos y cada vez se organizan más actividades para que los visitantes puedan contemplar estos animales. Eso sí, las empresas encargadas se ocupan de adoptar medidas para no molestar a los plantígrados.