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Viernes, 22 de julio 2016, 13:02
El peculiar Hombre Armadillo que pone la cara en las botellas de Kadabra ya deja intuir el carácter de esta cerveza leonesa. «Kadabra es curiosidad, nosotros decimos que es un producto para gente curiosa e inquieta, que no se conforma con lo de siempre y ... quiere descubrir cosas nuevas». En estos términos habla Jesús Fernández, uno de los fundadores de la empresa.
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Mucho ha llovido desde 2012, cuando montaron la fábrica en el Polígono de Villadangos. El interés de los creadores de Kadabra por la cerveza artesana nació en 2009 cuando Jesús, a raíz de sus viajes por el mundo conoció, en especial en Estados Unidos, el 'boom' de la cerveza artesana. Después de ponerse en contacto con su amigo José María, decidieron dar un nuevo paso, ya en 2011 con la creación de un estudio de mercado. A partir de ahí la investigación, los viajes y el deseo de hacer algo nuevo y diferente fueron los ingredientes principales de lo que ya se está convirtiendo en un éxito.
Hubo que esperar hasta junio de 2014 para poder probar la cerveza y desde entonces no han parado. «El objetivo primero es dar salida a un millón de botellas y ahora estamos en 500.000. Seguimos con nuestra filosofía, que se basa en la calidad, y vamos poco a poco pero siempre hacia adelante».
La nave del Polígono guarda dentro grandes tanques en los que se lleva a cabo el proceso casi de forma religiosa. Obligado es guardar los tiempos para evitar químicos acelerantes, lo que permite dar a luz a una cerveza realmente natural considerada como Premium. «Es un proceso que dura entre dos meses y medio y tres meses. El premio es la calidad del producto al respetar su maduración y fermentación».
No siempre es fácil entrar en el mercado, pero en Kadabra están contentos. «Si das algo bueno el público siempre responde», afirma orgulloso Jesús.
Trabajar mano a mano con la zona
Kadabra genera más que la simple botella. El compromiso con el lúpulo local genera esa sinergia tan manida que permite que ambas industrias puedan caminar hacia adelante de la mano. No podía ser de otra manera si se tiene en cuenta que el 99% de la producción de lúpulo nacional se genera en León.
Kadabra no solo se distribuye en las tiendas gourment y en 600 locales hosteleros de León y su provincia. Además también se puede encontrar en Asturias, Galicia, Zamora, País Vasco y Madrid.
Variedades para cada momento
Además de la IPA, una cerveza «muy lupulada y que tiene unos sabores más amargos», Kadabra tiene otras variedades en el mercado, como son la Blanca Belga, que es de trigo con un toque mucho más sofisticado y natural.
La Golden Ale, una cerveza muy bebible que no resalta ningún sabor sino que tiene su lúpulo, su amargos y su sabor, pero es una cerveza de trago muy largo, con casi cinco grados, es muy suave, la más suave de todas.
Otra de las joyas de la corona es la Red Ale, de 5,5 grados, mucho más tostada que la IPA y con sabores más dulces, resultando muy europea.
La gran sorpresa que prepara Kadabra es su variedad más natural y ecológica, en la que el Hombre Armadillo incluso tendrá ramas y hojas por pelo. Esta cerveza, puramente ecológica, contará con el sello de producto ecológico y vendrá a satisfacer a aquellos que confían ciegamente en lo elaborado con materia eco durante todo el proceso.
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