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rubén fariñas
Lunes, 18 de julio 2016, 19:02
El día 18 de julio de 1936 el alzamiento militar, frente al gobierno de la República, alcanzaba la península y comenzaba una revolución social provocada por el miedo, así como una huída en la provincia de León hacia la montaña.
Fueron días convulsos, poco a ... poco los dos bandos se formaron y el frente leonés se estableció a los pies de la montaña. Primero lo hicieron en La Robla, pero una vez que la localidad fue tomada por el bando nacional, éste reculó hasta Pola de Gordón.
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En este entorno natural existen todavía hoy varios vestigios de lo que fue la Guerra Civil Española en la provincia de León. En el Fontañán se pueden observar trincheras, casamatas y diferentes fortificaciones que se iban a destruir, una vez terminado el conflicto, pero una carta del General Franco evitó su eliminación y solicitó que se mantuvieran en pie.
Pola de Gordón fue una de las cinco intendencias que la República levantó en el norte. Pese a que la gente del pueblo no se implicó directamente en la guerra, el ejército rojo obligó a los vecinos a trabajar en las trincheras, algunos de forma voluntaria y otros no, con dependencia del bando al que pertenecieran.
La CNT toma Pola como fuerte
La dirección republicana que se asentó en la comarca procedía de batallones de la CNT. La gente que huía de la capital leonesa se asentaba en la zona comprendida entre La Pola y Villamanín. La intendencia establecida en esta localidad leonesa contenía un hospital y una comandancia, desde la que se trataba de asistir a los guerrilleros.
Fue en septiembre del 37 cuando el Frente Nacional logró hacerse con la cabecera de comarca, tras una estrategia militar ejemplar. En ella, y así lo atestiguan los documentos del archivo histórico de la localidad, se realizó una especie de pinza, envolviendo al municipio por ambos lados, para confluir en el centro del pueblo. Con esta victoria de los nacionales pudieron continuar su avance hasta Pajares y acceder a Asturias.
La valentía de los republicanos asentados en La Pola dejó constancia incluso en las memorias del bando nacional. Muchos libros históricos dejan ver una gran defensa del ejército, huyendo por las montañas de Los Llanos y una vez que se veían acorralados optaban por hacer estallar sus propias granadas de mano para no ser capturados.
Plan para Regiones Devastadas
Tras la victoria de los sublevados, Francisco Franco decidió adoptar varios pueblos que habían sido devastados durante la guerra. El Plan para Regiones Devastadas puso hincapié en los edificios oficiales y casas particulares, como ocurre con la plaza y la iglesia, pasto de un ataque antirreligioso.
En La Pola de Gordón se erigió un proyecto original de una plaza que acogiera el ayuntamiento y varias viviendas sociales. Además, varias casas particulares fueron reconstruidas bajo el compromiso de sus propietarios de que conservarían la unidad arquitectónica.
Los problemas nacieron porque los terrenos que se vieron afectados por el plan pertenecían a republicanos, lo que llevó a cabo una serie de expropiaciones, algunas por las buenas y otras por las malas, hasta que el pueblo volvió a tener la planificación urbanística que requerían los franquistas.
La provincia de León no sufrió los desastres de la guerra en la capital, fue en esta zona, en el Gordón, donde el frente tomó cuerpo y se vivieron las peores imágenes de la tragedia.
La Pola cobró máximo protagonismo durante un largo año en el que, tras el alzamiento, ambos ejércitos trataron de hacerse con un punto estratégico en el camino hacia Asturias, para hacerse con el control de esta importante plaza industrial.
Una guerra que comienza en el 34
El conflicto en Pola de Gordón se inició ya en 1934, con la Revolución de Asturias, que tuvo mucha repercusión por el tipo de gente que habitaba la zona.
Pese al foco industrial minero de la comarca, la zona vivió durante muchos años de otro tipo economía. La mina fue una inyección económica más para la gente de fuera que para los naturales del municipio.
Así lo determinan los censos de población, ya que el 70 por ciento de las personas que se establecen en la cuenca son de Extremadura, Salamanca y León o Castilla. Una prueba de ellos son las 160 personas que abandonan la comarca en 1915 para emigrar a Mar del Plata y cuyo espacio es ocupado por gente llegada de otros espacios de la geografía nacional.
La importante incidencia de la revolución del 34 se debe al tipo de población existente en Gordón. La geografía económica de la zona explica una sociedad obrero-campesina, un sector que tenía la comida garantizada y cuyo trabajo en la mina era un sobresueldo, dinero en metálico para cubrir necesidades que antes no podían.
Al llegar las huelgas obreras el problema no es de los naturales de la comarca, que tenían asegurado el pan, sino que era de los emigrados desde otros rincones (ese 70 por ciento de la población) que se quedaban en la calle y sin opción de cobrar su salario. Por ese motivo, mucho de los encarcelados en 1934 pertenecían a localidades como León, Astorga o La Bañeza.
Por ello, se puede considerar que el conflicto en la zona se inicia con la revolución obrera del 34, a lo que más tarde se suma la Guerra Civil que se inicia en el 36.
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