n. barrio
Miércoles, 15 de junio 2016, 23:18
Antes de entrar, el visitante se pone en situación. Por si fuera poca inmersión el contemplar las imponentes cortadas que reciben en las Hoces de Vegacervera, toca enfundarse un mono y colocarse la linterna frontal para lo que espera dentro.
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Las profundidades esperan. Tras cincuenta ... años abierta al público, la Cueva de Valporquero muestra ahora sus secretos más inaccesibles. Con dos horas y media de duración y una longitud de 2.750 metros de recorrido, la Cueva abre ahora una ruta caminable que se presenta como una oferta dirigida a grupos reducidos de hasta doce personas.
El agua ha sido la gran ingeniera de la Cueva. El liquido elemento fue horadando y erosionando creando grutas de increíble belleza natural.
A la luz de los frontales, el visitante va recorriendo espacios como la Gran Rotonda, las Pequeñas Maravillas, la Gran Vía o las Hadas, intuyendo las maravillas ubicadas sobre su cabeza y haciendo de la experiencia algo que acerca la sensación que podían tener los primeros pobladores leoneses.
El hombre no ha sido especialmente cariñoso con la Cueva. Antes de la apertura se encontraron basuras, estalactitas rotas y pintadas, cuestión que mejoró con la puesta en conocimiento de Valporquero, aunque todavía hubiera que trabajar en la conservación del medio ambiente. De hecho, los barrenos fueron utilizados en los años 60 para crear un nuevo camino. Un riesgo que generó la rotura de elementos clave en algunas zonas de la Cueva.
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