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Manuel Tello
Lunes, 16 de mayo 2022, 00:38
Los terremotos se estudian en una especialidad de la física (geofísica) y la geología que se llama sismología. Hay dos causas que originan los terremotos. Hay una minoritaria, la actividad subterránea originada por un volcán en proceso de erupción. Sin embargo, la mayoría de los terremotos son originados por el movimiento de las placas tectónicas. Estas, son unas grandes placas que, encajando como si fuera un rompecabezas, configuran la litosfera (la capa superficial sólida de la tierra). Partes de estas placas no se ven debido a que están situadas en el fondo de los mares, océanos y zonas heladas. Otras partes son las superficies continentales e islas. Por tanto, la mayor parte de las placas contienen parte sumergida y parte emergida. Estas grandes placas se mueven y su interacción, cuando se acercan o separan, da lugar a la llamada actividad geológica de la tierra.
Este movimiento puede ser: convergente, cuando se acercan y cuando una placa se hunda bajo otra placa (subducción), divergente, cuando se separan y transformante, cuando se mueven lateralmente unas respecto a otras. Estos movimientos dan lugar a las cordilleras, volcanes, terremotos, etc. Hoy hablaremos de los terremotos en la tierra, aunque no es el único lugar del sistema solar donde hay actividad sísmica.
Las placas se están moviendo sobre un océano de magma que se encuentra debajo de ellas, en un proceso de acomodación iniciado hace muchos millones de años. Normalmente los movimientos son lentos e imperceptibles. Sin embargo, en algunos casos las placas chocan entre si impidiendo su desplazamiento. En este proceso comienza a acumularse energía de tensión. Cuando esta energía alcanza muy altos valores rompe los bordes de las placas. Una parte de esta energía liberada es la que produce los terremotos.
Las zonas en las que las placas ejercen este tipo de fuerzas, las cuales producen grietas enormes, se llaman fallas. En la tierra existen unas determinadas zonas en las que existen estas fallas y, es precisamente en ellas donde se producen el 90% de todos los terremotos. Por tanto solo el 10% se producen alejados de los límites de las placas.
Cuando hay noticias de terremotos se suelen dar dos datos. Uno, el hipocentro, que es el foco del terremoto. Es el punto profundo en el que se libera la energía. El terremoto se llama superficial cuando el hipocentro está a una profundidad menor de 70 Km., intermedio si está entre 70 y 300 Km. y profundo, cuando está a más de 300 Km. El otro dato es el epicentro, que es el punto de la superficie por encima del hipocentro. Puede estar situado en tierra seca o bajo el mar. El movimiento más intenso de un terremoto está situado cerca del epicentro, pero las ondas elásticas que genera el terremoto se pueden detectar a grandes distancias.
La disipación de energía es un proceso instantáneo. Por ello, hoy por hoy, no se pueden predecir los terremotos. Para evaluar su magnitud existen varias escalas. Una de las más usuales es la de Richter. En ella, para valores menores de 3,5, lo detectan lo aparatos, pero no las personas. Entre 3,5 y 5,4 lo detectan las personas y puede causar algún daño menor. De 5,5 a 6,0 puede ocasionar daños menores en edificios. De 6,1 a 6,9 puede ocasionar daños importantes. De 7,0 a 7,9 causa daños graves y por encima de 8,0 es devastador. Esta escala es de tipo logarítmico, eso significa que, por ejemplo, 4 no es el doble que 2, es 100 veces dos. Por eso pequeñas diferencias numéricas representan crecimientos enormes en los efectos.
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