«La vivienda y el empleo son las mayores necesidades de los inmigrantes»

–Desde que la persona inmigrante llega a la asociación, ¿qué atención se presta?

–Se les presta todo tipo de atención, dependiendo de lo que necesiten. Existen distintos programas como el de alojamiento temporal para personas que tienen dificultades muy grandes para encontrar una vivienda y no tienen ningún recurso. Hay dos pisos de acogida y ahora hora hay otro más para refugiados. Se dan clases de español en la sede de la asociación y en un colegio. También existen ayudas puntuales de alimentos y de aportación de pañales, que Burgos Acoge consigue del Banco de Alimentos. Además, hay un servicio para ayudarles a encontrar pisos de alquiler a un precio asequible y se hace un trabajo con todos ellos de preparación para la inserción laboral. Se atiende a personas con papeles y sin papeles, es decir, se les da también mucho asesoramiento y se les ayuda a conseguir esos papeles.

–¿También se trabaja con refugiados?

–Se ha empezado hace más de un año en un programa de acogida de personas demandantes de asilo y protección internacional. Es un programa del Ministerio de Empleo en el que han participado la Red Acoge y Burgos Acoge. Han venido ya dos grupos de ocho personas. En la primera fase tienen un piso donde están alojados y se cubren todas sus necesidades y en una segunda fase tienen que salir a pisos de alquiler y buscar trabajo.

–¿Cuáles son las principales necesidades de los inmigrantes?

–La crisis económica, así como ha afectado a todos los trabajadores, ha afectado de manera especial a la población inmigrante, les ha golpeado más porque son personas que ya tenían quizá más vulnerabilidad en sus trabajos o más precariedad. Muchos han perdido el trabajo, con lo cual ahí tienen una necesidad muy importante de conseguir trabajo y de tramitar ofertas de empleo. Luego está el problema de la vivienda porque muchos de ellos también han estado o están con hipotecas que no pueden pagar y algunos están intentando la dación en pago. Esos son los dos problemas mayores, aunque cada vez todo se va complicando. Por ejemplo, ahora se les exige para conseguir la nacionalidad realizar dos exámenes si no proceden de un país en el que se hable español. Para ellos es una traba importante y además una traba económica porque esto supone un coste de unos 300 euros. Además, los que están irregulares ahora ya no son cubiertos por la Seguridad Social.

–¿La sociedad está más sensibilizada?

–De alguna forma vamos ya viendo como más normal el hecho de que en nuestras ciudades haya personas de otros lugares, pero yo creo que también hay reticencias. A veces cuesta encontrar pisos en alquiler y creo que con todos estos acontecimientos de atentados y demás, se ha producido bastante islamofobia en la sociedad. Eso también influye en las personas que proceden de esos países, que se consideran peor vistas o como menos acogidas. La islamofobia es algo que preocupa y que está influyendo en una peor percepción de estas personas.

–¿Qué demandaría a las administraciones?

–Una de las primeras necesidades es más espacio y más recursos para la asociación. También que atiendan las reivindicaciones de la población inmigrante, que atiendan sus necesidades y que no se compliquen las cosas más para ellos.