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64 electores, tres nombres y una única candidatura para el cargo de alcalde. Los vecinos del pequeño municipio vallisoletano de Bocos de Duero, e nclavado en el Valle del Cuco, en la comarca de Peñafiel, no quieren «sorpresas». Rehuyen de la posibilidad de que «alguien de fuera» pueda ganar su ayuntamiento y, por ello, han decidido sacar las urnas antes de tiempo y elegir, «casi por mayoría», al que será su futuro regidor. «Queríamos que fuera alguien del pueblo, que lo conoce, que sabe cómo funciona todo», sostiene el actual alcalde de la localidad, Luis Mínguez Granado (PP). Precisamente hace ahora cuatro años, Mínguez, «por cambiar», propuso a sus vecinos la idea de adelantar los comicios. «Esto no es oficial, pero creo que era una buena idea que pactáramos entre todos a quien votar», apostilla. «Llevo ya mucho tiempo, me siento con menos fuerzas que antes -tiene 74 años- y hay que dejar paso a otras generaciones», continúa este agricultor jubilado.
Esta vez, la iniciativa se gestó en el bar del pueblo el domingo 24 de febrero después de ir a misa, a la hora del vermú. No podían dejar pasar la oportunidad. Era el momento en el que se juntaban «todos». Luis Mínguez, como ya ocurriera en 2015, hizo de nuevo la propuesta a sus convecinos. Dicho y hecho. En apenas unos minutos «hicimos la votación». El procedimiento, explica Mínguez, fue similar al de aquella vez. «Empezamos así y parece que seguiremos haciéndolo así», incide. Cualquiera de los asistentes podía salir elegido. No había candidatos ni propuestas concretas. Tampoco partidos políticos ni siglas de por medio. El que más votos obtuviera sustentaría el cargo de regidor y los dos siguientes de la lista ejercerían como concejales. Eso sí, no era una imposición; la propuesta podría rechazarse.
El proceso fue «simple»: un bolígrafo, una pequeña papeleta y escribir en ella hasta un máximo de tres nombres. «También se podía haber dado el caso de que no gustara ninguno y haberlo dejado en blanco», apostilla el regidor.
Desconocen el «número exacto» de electorado que se congregó ese día, aunque si hay algo que tienen claro es quién quieren que sea su representante durante los próximos cuatro años: Tomás Llanos Manzano, un vallisoletano «adoptado» por Bocos hace «unos veinte años» que tratará de «regenerar» el pueblo en la medida de lo posible. «Casi la mayoría» de los votantes le eligió. «Al principio», recuerda, no lo veía «nada claro», pero el apoyo y la predisposición de los vecinos fue «determinante». «Nunca he tenido contacto con nada de política, pero al final, como me votaron, acepté ser el futuro alcalde de Bocos de Duero», subraya.
Para ello, contará con la «inestimable ayuda» de Beatriz Bombín de la Cuesta y Blanca Mínguez Sánchez, las próximas ediles del municipio. «Hemos sido nosotros los elegidos, pero contaremos con el apoyo de todo el pueblo para continuar con la labor que se ha venido realizando y mantener el municipio lo mejor posible en cuanto a limpieza, orden...», subraya Bombín.
«Cualquier día elegimos al alcalde a cara o cruz», ironiza Llanos. Ahora, dice, afrontan las elecciones municipales y autonómicas «con tranquilidad». El próximo 26 de mayo, en las urnas de Bocos solo habrá hueco para una formación política: el Partido Popular. «El que no quiera esa opción puede votar en blanco», apunta. En un momento de incertidumbre y pluralidad política, el PP de Valladolid puede estar «satisfecho». Más de dos meses antes de los comicios «ya tienen un ayuntamiento ganado». «Cuando lo supimos, les llamamos para comentárselo. Les pareció fenomenal, están encantados, ya tienen el primer pueblo garantizado», sostiene el futuro regidor.
Las líneas de actuación del futuro equipo de Gobierno bocense girarán en torno a un denominador común:«la despoblación». «Luchar contra esta lacra» es la única vía para evitar que Bocos «muera». «Nos estamos quedando envejecidos. Tenemos que hacer algo o cada vez va a ir a peor», lamenta. Para ello, y aunque «no sabemos exactamente qué haremos hasta que no estemos en el ayuntamiento», potenciarán el empleo para atraer «gente joven» al municipio. «Creo que nos encontraremos con una situación económica favorable, saneada, y eso nos permitirá hacer más cosas».
Hasta que llegue el buen tiempo, momento en el que se «cuadruplica la población», en Bocos serán «cuatro gatos». De hecho, a día de hoy «hay más gansos y buitres leonados que personas». «Hace poco han llegado nidos de buitres leonados. Ahora hay hasta cinco, y la población está creciendo», asegura. Por ello, tratarán de «hacer algo conjunto» entre la proliferación de la fauna y la ribera del Duero. «Es un diamante en bruto que tenemos que aprovechar al máximo».
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