Sanchidrián: de San Roque a San Martín

El monumento a Tomás Luis de Victoria, junto a la iglesia de San Martín Obispo, invoca la vinculación familiar del gran polifonista abulense del siglo XVI con la localidad de Sanchidrián. Una calle, el polideportivo y el colegio del pueblo recuerdan su nombre, además del monolito.

La música, desde tiempo inmemorial, ha estado ligada al patrimonio tradicional de este cruce de caminos hacia el norte entre Ávila y Segovia. Canciones, bailes y también gastronomía ligados al mundo de los hortelanos y de las huertas junto al río Voltoya, pero también a la ganadería, al cereal y, desde el siglo XIX, al universo ferroviario.

De las huertas y su entorno fluvial queda el motejo con el que los pueblos de alrededor conocen a los vecinos de Sanchidrián: los raneros. Recetas de ancas de rana, fundamentalmente fritas, que aún conservan algunos abuelos. Y queda la costumbre del día de la Tortilla, por la Anunciación, donde el campo y la tortilla morañega son protagonistas.

Como se dice aquí, «la Virgen, San Roque, la Abuela y el Perro» son los cuatro días de fiesta principales. San Roque, el patrón del pueblo, comparte espacio en la iglesia con el titular, San Martín Obispo. Entre el uno y el otro se desarrollan los principales acontecimientos festivos.

Con todo, la más singular de las celebraciones de Sanchidrián es la del Cristo de la Vera Cruz, que el 1 de mayo se convierte en el Cristo de las Rosquillas. Dulces rosquillas de las que se sirven los menores de dos años para ganar su protección. En el calendario no se puede olvidar el día de las Águedas, ni la bendición, por San Cristóbal, de los automóviles de los vecinos: una adaptación moderna de la tradicional bendición, por San Antón, de los animales de labor del pueblo.

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