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Ni la euforia ni la decepción se pueden ocultar tras una jornada de elecciones. Y, pese a incertidumbres de pactos, la noche de ayer marcó expectativas de éxito, y también de fracaso. Indisimulable. Ganadores y perdedores estaban claros, y nítidos también los resultados en ... sus rostros.
Ninguna de las sedes recibió una avalancha de militantes y simpatizantes para seguir los resultados minuto a minuto desde el cierre de las urnas, más bien fue un escrutinio muy avanzado, al filo de las once de la noche, el que reunió a los seguidores, familiares y representantes políticos de los distintos partidos.
Contenidos en los encuentros de Podemos, Vox y el PP en Valladolid, más visitadas la sede salmantina de los populares y menos entusiastas de lo esperado tal vez en la del PSOE, aunque también los socialistas tuvieron más fiesta en Burgos, con la presencia de Luis Tudanca y donde los socialistas triunfaron por primera vez. Y la mayor euforia y entusiasmo la reunió, sin duda, Ciudadanos.
Tarde, pasada la media noche, llegaron las palabras del líder naranja autonómico. Francisco Igea aseguraba que «ahora vamos a ganar en las autonómicas». Se sentía respaldado, con garantías, no para mejorar resultados y crecer en la próxima cita regional del 26 de mayo, sino para hacerse con el Gobierno de la Junta.
Ya hacia las 22:30 horas de la noche y cuando el recuento no alcanzaba el 80% del escrutinio, el partido naranja tenía asegurados sus ocho escaños en Castilla y León, siete más que en los comicios de 2016 y el PP había pasado de 18 a 10 y perdido Podemos los tres de la comunidad, Francisco Igea, el líder autonómico de Cs intentaba contener la sonrisa del éxito en la sede de la calle Santiago de Valladolid sin todavía haberse acercado a la sala de la calle Rastro donde estaban convocados los seguidores y militantes en la Sala Privée. Se sentía ya marcadamente ganador y con el triunfo a cuestas llegaría al lugar de la celebración cerca de las 23:00 horas. Un goteo constante de abrazos, fotografías, felicitaciones y emociones contenidas, y no tan sujetas. De gritos de victoria incluso algún simpatizante, rodeando a la vallisoletana Soraya Mayo y al líder de Ciudadanos autonómico, Igea, cuyo triunfo en las primarias frente a Silvia Clemente, tras su paso desde el PP y con la enorme sombra del pucherazo en las mismas, volvió a ser tema protagonista de conversación entre refrescos, cervezas y copas que se chocaban para celebrar unos resultados exultantes para el partido. Convencidos todos de que nada hubiera sido igual de haber sido la expresidenta de las Cortes la candidata a la Junta y de que no hubiera arrastrado votos ayer.
Más contenido y con una intervención más temprana, a las 23:30, Pablo Sáez, el vallisoletano que ha logrado escaño para Vox, apenas habló un par de minutos que dedicó fundamentalmente a dar las gracias a su familia y a los apoderados y colaboradores. El partido que irrumpe por primera vez en el parlamento eligió en Valladolid el Hotel Olid Meliá para celebrar sus resultados en un discreto encuentro con medio centenar de seguidores a lo largo de la noche. Podemos escogió su sede, en la calle Padre Claret, también para un discreto momento de análisis y valoración de unos resultados que no podían disimular la decepción.
Las palabras de Igea llegarían pasada la medianoche, reconoció estar «emocionado de verdad» y rodeado de gritos de: «Presidente, presidente», aseguró que salían a ganar, también lo había destacado Soraya Mayo, y defendió que ello porque contaban con la mejor gente, convicción, ideales, honradez, libertad y algo que contar a los ciudadanos.
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