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Miguel García Marbán
Jueves, 10 de octubre 2019, 12:48
Algunas veces la vida se convierte en un bello cuento de hadas. Una bella historia que vivió el pasado 2 de octubre la riosecana Soraya García Cela cuando su novio, Daniel Tobarcía Andrés, nacido en Sevilla, pero que vive en Valladolid, le pidió matrimonio en ... un globo aerostático, a unos 500 meros sobre tejados, calles, iglesias y campos de la vieja Ciudad de los Almirantes.
El mal tiempo había pospuesto el viaje en globo que Daniel había regalado a su novia el 18 de septiembre, después de vivir juntos desde hace 12 años. Por fin, el 2 de octubre se hizo posible, y Daniel tuvo claro que sería la ocasión para la petición, «pues, aunque no teníamos idea de casarnos, ella me había reconocido últimamente su ilusión de hacerlo en una iglesia de Rioseco».
Después de media hora de paseo, cuando el globo sobrevolaba la localidad, a una señal de Roberto, el piloto de la empresa Vallaglobo, de Castrodeza, Daniel se agachó para coger algo que llevaba escondido en el calcetín «para que no cantara». Entonces preguntó a su novia si quería vivir con él el resto de su vida, «como tú me lo preguntaste hace tiempo», según se lo recordó. Después de una afirmativa, vino el clásico «¿te quieres casar conmigo?», mostrando el anillo de compromiso, antes de que Soraya lo abrazara y lo besara.
En ese momento, Soraya pensó que no era verdad, porque, «aunque lo estaba viendo no me lo creía». Entonces, «respiré, miré al cielo, sentí muy cerca a mi abuelo, abracé a Daniel, lo besé y le dije que sí», según recordó la joven en un instante en el que también voceó a los cuatro vientos que se casaba.
La joven de Medina de Rioseco siempre anheló sobrevolar su pueblo natal, en especial desde que comenzó a ver el programa de Jesús Calleja 'Volando voy'. De ahí la sorpresa ante el regalo de su novio, pues «todo es una preciosidad, como la iglesia de Santa María, que estás aburrida de verla, y desde el cielo es abrumadora, o la belleza del Canal de Castilla». Pero cuando pensabas que ya nada podía ser mejor, Dani me pide el matrimonio, y «mira que antes de subirnos en el globo le dije que me jurara por mi abuelo Laureano que no me iba a pedir nada raro», pues había visto cuchichear a la familia. Sin embargo «la sorpresa fue total, nunca te puedes imaginar algo parecido».
Ahora ya, Daniel y Soraya, de 30 y 32 años, respectivamente, piensan en la boda para el año 2021, en la iglesia de Santiago, y oficiada «si Dios quiere, por el padre Oterino, que está al tanto de todo». Y es que «yo pensaba que nunca me iba a casar y ahora ya estoy de preparativos», expresó la joven riosecana. En la memoria de los dos queda un momento único e inolvidable que, es seguro, contarán, en unos años a sus hijos, con gran emoción.
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