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Desde la puerta del hospital hasta que se aplica la trombólisis. Ocho minutos. Es el resultado que ya ha logrado en simulacros el Hospital Clínico de Valladolid en busca de la mayor rapidez en atender un ictus sabiendo que, desde luego los avances médicos, cirugías ... intervencionistas y terapias farmacológicas son básicos, pero el tiempo de respuesta es un factor más que determinante en el pronóstico de una persona que sufre un ictus, la diferencia entre la vida o la muerte, entre secuelas muy graves y discapacitantes o más leves y tratables.
Son simulaciones para implantar y desarrollar aún más el Código Ictus en Castilla y León y que el Clínico prevé implantar en enero. Un tiempo «que al ser una simulación es más rápido de lo que luego será en la realidad, de entorno a los 15 minutos previsiblemente, pero que supone un enorme avance. En los casos de trombolisis (la disolución de un coágulo) está claro, el tratamiento es rápido y efectivo. Si se trata de tipo hemorrágico, la urgencia de atención también le beneficia», destaca el doctor Juan Francisco Arenillas Lara, jefe de Neurología del Clínico y responsable de la unidad de dicho hospital.
Dado, además, que el 80% de los ictus detectados son isquémicos, mientras que el 20% son hemorrágicos, las ventajas de la aplicación urgente de la trombólisis son evidentes.
El 29 de octubre, Día Mundial del Ictus, es una jornada para recordar la importancia de contar con recursos y especialistas suficientes para tratar estos infartos cerebrales. La Sociedad Española de Neurología dedica este día mundial a la prevención mientras la Organización Mundial del Ictus se centra en la mujer. En Castilla y León, hace tan solo un año había cinco hospitales –Salamanca, Segovia, Palencia, Medina del Campo y Soria– con solo capacidad para realizar trombólisis endovenosa para tratar el infarto cerebral sin tener unidad de ictus. Ahora, asegura el doctor Arenillas, la situación ha mejorado considerablemente. «Han aumentado los hospitales ‘útiles’ capaces de dar un tratamiento trombolítico y de hacer derivaciones en su caso cada vez más rápidos. Ahora mismo, Zamora es el más retrasado pero «esperamos que en 2018 entre en funcionamiento». En cuanto a los complejos terciarios, que cuentan con terapias endovasculares, hemodinámica cerebral y cateterismo están el Clínico de Valladolid, que además ya tiene neurología intervencionista las 24 horas, y León y Burgos de forma parcial con el objetivo de incrementar también su horario para cubrir permanentemente esta atención. Salamanca tiene unidad desde 2017 que tendrá que convertirse en completa progresivamente como hizo Valladolid. Segovia será pronto la quinta en Castilla y León. Además, desde el pasado verano, el Hospital de Ávila administra tratamiento trombolítico endovenoso, apoyado por Teleictus desde Valladolid. La del Clínico no es aún un centro de referencia oficialmente reconocido por la Junta;pero sí de manera oficiosa y entre profesionales.
En cuanto al número de especialistas, la OMS recomienda cinco por cada cien mil habitantes y la región apenas supera los tres.
En la comunidad, en los últimos años han sido intervenidos por un ictus entre 1.151 pacientes en 2015 a 1.346 en 2016 y el primer semestre de este año ya suma 666 casos. En cuanto al número de afectados, han sido 5.304 las personas –con datos de 2015, los últimos cerrados– por un accidente cerebrovascular. Valladolid y Salamanca tienen las mayores cifras, seguidas de León, según datos facilitados por la Consejería de Sanidad. Según la Sociedad Española de Neurología, el ictus es la segunda causa de muerte en España, la primera en el caso de las mujeres, y también la primera de discapacidad adquirida en el adulto, además actualmente más de 330.000 españoles presentan alguna limitación en su capacidad funcional.
Y otro de los problemas a analizar en una jornada como la de hoy es la de falta de recursos una vez superada la fase aguda en un hospital y la primera etapa de rehabilitación que sí asume la sanidad pública. Es un trabajo multidisciplinar de fisioterapeuta, logopedas, psicólogos, trabajadores sociales... con los que no siempre cuenta la pública y aunque hay algunos conciertos de Sacyl con la privada, pasados las primeras semanas, el afectado carece de opciones; de ahí, lo que apuntan los especialistas de que Sacyl al menos debería subvencionar la terapia de rehabilitación que se paga el enfermo porque, además, mejora su autonomía y puede repercutir en menos gastos sociales. De estas terapias de rehabilitación se ocupan centros como Ictia de Aspaym o el Benito Menni por poner ejemplos de Valladolid. El seguimiento de estas terapias y talleres puede ser de años y el precio medio fácilmente supera los 600 euros mensuales.
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