El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha inaugurado este martes en el Parador de Segovia el primer Foro de la Organización Mundial del Turismo, que durante toda la jornada aborda una temática de plena actualidad: el reto demográfico a través del turismo y la ... innovación. Después, Sánchez, acompañado por la alcaldesa de Segovia, Clara Luquero, y miembros de la corporación municipal, ha visitado el Ayuntamiento, donde ha firmado en el libro de honor, y ha trazado un paseo entre la Plaza Mayor y el Azoguejo, donde ha saludado a todos los ciudadanos que se le han acercado, muchos de ellos estudiantes de excursión y turistas.
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Durante el paseo por la Calle Real, el jefe del Ejecutivo se ha interesado por el turismo chino y, al llegar al Azoguejo, ha preguntado a la alcaldesa por el motivo de los andamios del Acueducto, que ya han empezado a desmontarse. «Ya le he dicho que el Acueducto tenía una imagen de la Virgen, del siglo XVI, que hemos bajado estos días para restaurarla y sustituirla por una réplica exacta», ha desvelado la regidora. «No es la primera vez que Pedro Sánchez viene a Segovia. Lo hizo el año pasado, durante el festival Titirimundi, quince días antes de convertirse en presidente del Gobierno. Le damos suerte», añadió Luquero. Aunque conocía la ciudad, era la primera vez que Sánchez entraba en la Casa Consistorial, cuyo interior ha admirado. También ha sacado unos minutos para tomarse un café en La Concepción, aunque lo apretado de la agenda le ha impedido visitar la Casa-Museo de Antonio Machado, como tenía previsto.
En la calle, el revuelo de escoltas, políticos y periodistas ha llamado poderosamente la atención de los viandantes. Los chavales integrantes de varias excursiones no daban crédito: «¡Es el presidente! ¡Es el presidente! ¡No me lo me puedo creer!», gritaba una chiquilla. En el mismo Azoguejo, muchos grupos de turistas han tenido la oportunidad de hacerse un selfi con el presidente español. «¡Buongiorno, presidente!», le dijo una joven italiana. A los pies del Acueducto, Sánchez saludó a los operarios que desmontaban el andamio y abrazó a Alberto Cándido López, Mesonero Mayor de Castilla, que salió de su mesón para saludarlo.
Los selfis que el presidente se hizo en el Azoguejo oriental sirvieron de despedida. El coche oficial había de llevarlo a Salamanca.
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