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Salud Pública introducirá este mes de enero una nueva vacuna del virus del papiloma humano (VPH) que aumenta la protección frente al cáncer de cérvix en un 90%, la misma proporción frente a las verrugas genitales y el 82% respecto a las lesiones precancerosas. ... Implantará así en el calendario vacunal, un producto nonavalente (Gardasil 9) aumentando en cinco genotipos el actual del mismo laboratorio y en siete más en comparación con el otro empleado, Cervarix.
La modificación eleva así la eficacia frente al cáncer del cuello del útero, que actualmente se sitúa en el 70%, dado que los cinco tipos adicionales que se han incluido son todos oncogénicos. «La ventaja es enorme, es obvia y no podemos dejar de proteger a nuestras jóvenes mejor si había la opción», destaca el director de Salud Pública de la comunidad, Agustín Álvarez Nogal.
No es el único cambio que afecta a esta prevención. Sanidad también modificará el sistema de cobertura. Hasta la fecha, la Junta ha vacunado primero en tres dosis, cuando comenzó en 2008 con este programa y, después, en una pauta de dos pinchazos a partir de 2015. Pero siempre en campañas concentradas en determinados meses –la primera etapa en abril, junio y octubre y, desde hace tres años y actualmente, en noviembre y junio–. «Son captadas las menores de forma concentrada cuando cumplen la edad de vacunación en el año en curso y todas a la vez (más de 9.000 para recibir cada dosis en un solo mes). Se comenzó con los 14 años y se adelantó después a los 12. Esta estrategia de campañas no es muy buena. Es cierto que el reclutamiento es mejor; pero a algunas las vacunamos muy pequeñas porque aun solo tienen 11 años (hacen 12 a lo largo del año) y, sobre todo, porque crea una sobrecarga en el sistema que, además, coincide con las peores épocas de catarros, gripes y otros problemas asistenciales. Vacunar a las menores cada una cuando cumpla sus 12, como se hace con la varicela o el meningococo C distribuye de forma más natural y equitativa la carga en enfermería y es algo que los profesionales llevan mucho tiempo pidiéndonos», explica la Jefa de Epidemiología de la Junta, Sonia Tamames.
La Consejería de Sanidad comenzó a vacunar en 2008 contra este virus que, en la mayoría de las veces, desaparece solo sin causar problemas para la salud, pero también hay casos en los que puede tener graves consecuencias. El HPV es de elevada prevalencia y puede producir cáncer; es el responsable de aproximadamente un 5% de todos los tumores humanos y de todos los de cérvix, entre otras dolencias. Fueron las nacidas en 1994 las primeras adolescentes en recibir entonces tres dosis de aquella vacuna y la cobertura fue muy alta, del 94,22% de las menores con 14 años y, además, el 97,57% de las que iniciaban la inmunización se ponían los imprescindibles, por eficacia, tres pinchazos.
La cohorte de 1995 registró los resultados más fallidos. La vacunación bajó al 84,42%. La causa fue clara, destaca Tamames, «fue el año en que a una joven de la Comunidad Valenciana le dio un síncope y comenzaron rumores de que la vacuna le había provocado graves efectos secundarios... bueno toda aquella polémica provocó miedo y el miedo un claro descenso en la cobertura».
Aunque no es muy conocido, la vacuna frente al papiloma humano actualmente no está solamente dirigida a las mujeres de 12 años, sino también a los varones cuando son susceptibles de mantener relaciones sexuales con otros hombres. «La población diana es una concepción epidemiológica pura –explica Sonia Tamames–, al tener cubiertas a todas las mujeres, dado que es una enfermedad de transmisión sexual, pues tienes protegidos a los hombres, salvo que mantengan relaciones con personas del mismo sexo. En este caso si se demanda, se vacuna; pero somos conscientes de que no se pide mucho , en ocasiones, a estas edades, el menor no tiene ni siquiera clara su tendencia sexual y la vacuna hay que ponerla antes de comenzar las relaciones», añade.
El director de Salud Pública, Agustín Álvarez Nogal, destaca en este sentido que «se está estudiando extenderla porque es responsable este virus también de casos de cáncer masculino. Ya se hace en Australia».
En cuanto a los precios, esta vacuna ha bajado de los 400 euros iniciales por las tres dosis a los 60 actualmente por las dos.
Un bajón que comenzó a recuperar cifras en 2012 y con una línea lenta pero ascendente hasta las campañas de 2014 y 2015 que superaron el 91%. A partir de este último año se produjo el cambio de edad y se bajó de los 14 a los 12 porque se registró en estudios e informes un adelanto en la edad de las relaciones sexuales de las menores, lo que resta eficacia a la vacuna al poder haber entrado ya en contacto con el virus cuando se vacunan. Al principio convivieron ambos calendarios para dar cobertura a todas las menores de 13 y 14 y hasta este 2018 no se ha centrado de forma única en los 12.
De la reducción de edad, en principio, «se esperaba además mejor cobertura porque al depender de los padres llevar a la niña a consulta esperábamos que mejoraran los porcentajes. Así ha ocurrido en algunos comunidades pero no en Castilla y León donde, hasta ahora –los datos aún pueden mejorar porque quedan menores por vacunar– solo se ha logrado el 87,18%, es un descenso considerable», apunta Tamames. En cuanto a las razones, esta epidemióloga y su equipo consideran que «probablemente sea por la falta de percepción del riesgo. Con 12 años son muy niñas y los padres no se plantean el concepto de las relaciones sexuales;pero no se dan cuenta de que quedan protegidas para toda su vida y el nivel de eficacia de esta vacuna es muy alto», destaca.
Cataluña fue al primera en introducir esta mejora vacunal y lo fue mientras estaba bajo el artículo 115 gestionada por Madrid.
En cuanto a la compatibilidad de la nueva vacuna con mayor cobertura con las puestas hasta ahora, Tamames explica que «se puede volver a poner, no hay problema, pero parece una sobreprotección porque si ya están vacunadas, añadir más de forma individual –y habrá médicos que lo recomienden– no podemos decir que sea malo pero como Salud Pública sería sobreactuar, esto está indicado para menores de 15 años, hasta los 26 puede tener sentido si nunca se han vacunado pero habría que analizar cada caso, si se cambia mucho de pareja, la edad... No hay una clara relación, ni siquiera para un particular, entre el coste y el beneficio», aclara.
Explica también esta especialista que la eficacia de la introducción en 1994 de la vacuna «aún se tardará en poder constatar porque, aunque este tipo de cáncer aparece bastante pronto, habrá que esperar a posibles reducciones de incidencia cuando cumplan 40 años las primeras, como pronto y, en el mejor de los casos, cuando con 25 años comiencen a hacerse citologías, podrían detectarse si hay menos lesiones. Una buena cobertura, por cierto, podría modificar, distanciar al menos, los programas de cribado por citología».
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