El 'obispillo', Darío Sina de la Fuente, en la calle Jorge Manrique a lomos de su yegua torda.

El 'obispillo' de Palencia anima las calles con su ilusión y sus regalos

Darío Sina de la Fuente pide al alcalde un campo de rugby, un parque multiaventuras y un presupuesto para el comedor social

R. S. R.

Miércoles, 28 de diciembre 2016, 19:59

Amador Valderrábano y otros tres canónigos de la catedral estaban este miércoles convenientemente vestidos ocupando sus puestos en los sitiales de la seo. Hubo misa, y tras ella, el director de la escolanía Niños de Coro, Jesús Escudero, impuso su mitra, su báculo y su ... anillo al obispillo Darío Sina de la Fuente, de 12 años, estudiante de primero de la ESO del instituto Alonso Berruguete y miembro de la escolanía. Acto seguido, tras una breve bendición del niño, empezó el desfile.

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El obispillo abandonó la seo con sus compañeros de la escolanía para dirigirse hasta el Ayuntamiento de Palencia en una yegua torda, de raza árabe, cedida por Hípica Paraíso de Palencia, acompañado por tres burros zamorano-leoneses (llegados desde Antigüedad) conducidos por ocho pajes y por la banda de cornetas y tambores de la cofradía del Santo Sepulcro.

Durante el recorrido por las calles Jorge Manrique, Juan de Castilla, Barrio y Mier, Calle Mayor y Plaza Mayor, los pajes repartieron entre el público, sobre todo entre los niños, mandarinas y caramelos que iban cargados en las alforjas de los animales (retomando la tradición europea auténtica, que simboliza la entrega de riquezas de San Nicolás a los niños y necesitados).

Ya en la Plaza Mayor, el alcalde, Alfonso Polanco, le recibió en la escalerilla del Ayuntamiento. Allí, el obispillo trasladó al regidor algunas de las demandas que los niños de la ciudad consideran más importantes, como un campo de rugby para que los atletas no tengan que compartir las instalaciones del Campo de la Juventud Darío es atleta del Club Puentecillas; que los niños de la escolanía Niños de Coro participen en actividades de la ciudad; un parque multiaventuras en la capital palentina; que el comedor social cuente con un presupuesto para salir adelante, y que Palencia, como Ciudad Amiga de la Infancia declarada por Unicef, protega a los niños «con leyes y con oportunidades y servicios para desarrollarnos».

Por su parte, el obispillo se comprometió a que los niños palentinos jueguen en la ciudad con respeto, a que no tiren basura y mantengan limpia la ciudad, antes de volver a montar en Al-Farah, su yegua torda, y recorriese la Calle Mayor hasta el parque del Salón, retrociendo de nuevo por la principal arteria de la ciudad hasta regresar al punto de origen de la ceremonia.

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