Con el inicio de curso de septiembre, el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones tiene previsto reunirse con los sindicatos y la patronal para abrir la mesa de diálogo social sobre las pensiones, cuyas reuniones irán en paralelo a los trabajos de la comisión del Pacto de Toledo. La crisis provocada por la covid-19 amenaza con duplicar el déficit estructural de la Seguridad Social y obliga a acelerar la reforma del sistema de pensiones. Sostenibilidad y generosidad serán algunos de los conceptos que se pongan sobre las mesas.
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Cuando se habla de reformas suele salir a colación el término tasa de reposición o sustitución, que es la ratio entre el último sueldo que se cobra como trabajador y la primera pensión que se ingresa como jubilado. En este apartado, las comparaciones con los países de nuestro entorno juegan a favor de España y, dentro de esta más a favor aún de Castilla y León.
Los castellanos y leoneses con un empleo por cuenta ajena cobran, de media, un sueldo de 19.288 euros brutos anuales -según los últimos datos declarados a la Agencia Tributaria (AEAT), correspondientes al ejercicio de 2018-. Se trata del promedio de las percepciones del total de asalariados, es decir 984.565 personas. Pero no es lo mismo un trabajador que comienza su carrera laboral que otro en la madurez. Así, por ejemplo, los que se encuentran en el tramo de 18 a 25 años (suman 89.255) cobran de media 6.797 euros; mientras que los que tienen entre 36 y 45 años (267.392 personas), registran una remuneración salarial anual de 20.379 euros.
En lo alto de esta pirámide se encuentran los trabajadores de mayor edad, que la AEAT agrupa entre los 56 y los 65 años (164.396) y que perciben un promedio de 23.941 euros.
A partir de esa edad, lo 'normal' es jubilarse y pasar a tener como pagador a la Seguridad Social y en lugar de nómina, una pensión. La prestación contributiva media de un jubilado vallisoletano encuadrado en el Régimen General ascendía a una media (en 2018, para que la comparación sea equiparable), de 17.872 euros brutos anuales. De nuevo, en este caso no es lo mismo una persona que acaba de poner fin a su carrera laboral y recibe su primera pensión que otra que lleva ya una década o más jubilado, aunque en este caso las diferencias entre las cantidades son menores.
Según la estadística de la Seguridad Social, la pensión de jubilación media del Régimen General de quienes causaron alta en el sistema en 2018 ascendió a un bruto anual de 20.356 euros.
Es decir, el último sueldo (23.941 euros) y la primera pensión (20.356) están separados por 256 euros. La tasa de sustitución regional, del 85% (en Palencia llega al 91%), es siete puntos superior a la del 78% que se registra como media del país.
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El principal problema de la Seguridad Social española hoy día es su sostenibilidad. En los tres últimos años el Estado ha tenido que aportar más de 40.000 millones de euros para darle cobertura. Un estudio de Funcas explica que el problema del sistema no es solo el déficit actual, sino su evolución futura, por el aumento de la tasa de dependencia, el impacto de la nueva revolución tecnológica sobre el empleo y los salarios, y la mayor esperanza de vida.
El 30% del gasto consolidado de las administraciones públicas corresponde a las actividades de la Seguridad Social, lo que convierte la reforma del sistema en «un objetivo irremplazable para alcanzar un sistema suficiente y sostenible», según tres artículos de la publicación (Miguel Ángel García Díaz, J. Ignacio Conde-Ruiz y Juan Francisco Jimeno).
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Coinciden los autores en que será preciso reducir la tasa de sustitución, una de las más altas de Europa, y más concretamente actuar sobre los parámetros que determinan la pensión inicial, y sobre la edad efectiva de jubilación, ya que no parece factible que la financiación mediante impuestos pueda ir demasiado lejos, aunque sea de ayuda, dados los problemas de déficit público y las necesidades de otras partidas de gasto.
Dentro de la Eurozona, la tasa bruta de reposición de la jubilación, que relaciona la pensión inicial con los últimos salarios percibidos durante la vida activa, de las pensiones españolas ocupa el primer lugar, superando en 28,8 puntos la media de la eurozona (78,7% vs 49,9%).
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Castilla y León tiene, a 1 de agosto, 611.143 pensionistas, el 6,25% del total nacional, de los que el 63,6% (388.560) son jubilados. con una pensión media que, según los últimos datos, es de 1.150,53 euros. La pensión contributiva media del sistema, mientras, se situó en la comunidad en 1.004,15 euros, algo por debajo de la media del conjunto de España (1.012,94 euros) tras una subida del 2,4% en el último año.
Los expertos defienden que los efectos del envejecimiento sobre el crecimiento económico podrían paliarse en parte con el aumento de la participación laboral entre colectivos como mujeres y mayores de 55 años, el alargamiento de la vida laboral, la gestión de los flujos migratorios o la mejora de la productividad.
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Pero en los escenarios demográficos que se manejan, estas medidas no serían suficientes para afrontar el crecimiento previsto del gasto si, además, quiere preservarse el poder adquisitivo de las pensiones actuales y la sostenibilidad financiera del sistema.
La pandemia del coronavirus ha truncado el buen tono que mostraba el mercado laboral con el consiguiente impacto en las ya de por sí tocadas cuentas de la Seguridad Social. En particular en el caso de la comunidad autónoma, donde los 1.656,6 millones de euros de ingresos del organismo en el primer semestre de este 2020 son seis millones menos de los registrados un año antes. Enfrente, el gasto en prestaciones, sobre todo pensiones, pero también desempleo y otras, asciende a 3.896,9 millones de euros, tras crecer el 2,6% con respecto a la cuantía de un año antes.
El desfase entre los ingresos y los gastos del sistema en Castilla y León se ve corregido por el modelo de caja única y las aportaciones del Estado. A mediados de 2019 suponían casi el 66% del total y un año después representan el 67.5%.
La Seguridad Social ganó el pasado mes de agosto 3.102 afiliados en la comunidad autónoma, un registro que no se veía desde 2014 ya que la finalización de los contratos de verano empuja a la baja. Está bien la ganancia mensual, aunque la comparación con un año antes da un resultado de 22.903 empleos perdidos.
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