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Miércoles, 5 de agosto 2020, 13:19
El 5º informe Jóvenes con Discapacidad, motor de futuro, de la Fundación Adecco, en colaboración con JYSK, destaca que en Castilla y León, 412 menores de 25 años con discapacidad estaban inscritos como demandantes de empleo antes de la pandemia y «su desempleo se ... cronificará si no se les acompaña en el proceso de búsqueda y se acometen medidas que les permitan conectar con las necesidades de un mercado en continuo cambio».
El director general de la Fundación Adecco, Francisco Mesonero, advirtió de que «si no se acometen medidas inmediatas de fomento de la empleabilidad en los sectores en auge, las secuelas de la COVID-19 afectarán durante décadas a la generación de jóvenes de nuestro país, y muy especialmente a aquellos con discapacidad que ya hacían frente a situaciones de discriminación y dificultades añadidas antes de la pandemia».
Aseveró el alto ejecutivo que «estamos en un escenario crítico para no dejarles atrás y evitar que las consecuencias económicas del coronavirus ahonden la brecha de desigualdad. Todos los esfuerzos han de ir encaminados al empleo sostenible como único garante para construir un futuro próspero, igualitario e inclusivo».
«Encontrar un primer empleo en un mercado en crisis supone un reto de dimensiones mayúsculas para los jóvenes con discapacidad, que ya atravesaban grandes dificultades antes de la pandemia», indicó para aseverar que «en Castilla y León, donde se han destruido 7.500 empleos de jóvenes en el último trimestre, y con una tasa de riesgo de exclusión o pobreza del 19,5 por ciento, urge acompañarlos en este proceso a través de políticas activas de empleo que les doten de herramientas, recursos y formación para competir en el mercado y acceder a los sectores y empleos emergentes».
Asimismo, «es necesario intensificar las acciones de sensibilización para dejar de vincular la contratación de personas con discapacidad a filantropía o RSC, ligándola a competitividad y sostenibilidad empresarial. De otro modo, los jóvenes con discapacidad encuentran empleo en tiempos de prosperidad pero son los primeros en quedarse atrás en coyunturas desfavorables», incidió el director general de la Fundación Adecco.
La encuesta elaborada por Fundación Adecco indica que un 51,7 por ciento de los desempleados jóvenes con discapacidad encuestados no ha trabajado nunca y se encuentra buscando su primer empleo en un mercado golpeado por la pandemia. Este porcentaje varía en función del tipo de discapacidad, ascendiendo hasta el 74 por ciento entre personas con discapacidad intelectual y hasta el 41,6 por ciento en los jóvenes con discapacidad psíquica. Asimismo, desciende hasta el 30 por ciento en los jóvenes con discapacidad sensorial y al 22 por ciento entre aquellos con discapacidad orgánica.
Asimismo, un 61,4 por ciento de los jóvenes con discapacidad encuestados es desempleado de larga duración (más de un año sin encontrar empleo), seguido de un 19,3 por ciento que lleva en paro entre seis meses y un año; un 12,2 por ciento que lleva entre 1 y 5 meses y un siete por ciento que lleva menos de un mes en búsqueda activa de empleo. Según el Instituto Nacional de Estadística, uno de cada cuatro desempleados menores de 25 años lleva más de un año sin trabajo en España. Si bien el citado organismo no analiza la situación de las personas con discapacidad, los datos de la presente encuesta «permiten inferir un importante desfase y una mayor tendencia a la cronificación del desempleo entre los jóvenes con discapacidad».
Las cifras del INE recogidas en el análisis revelan que la participación en el mercado laboral reflejada en la tasa de actividad es aún mínima entre los jóvenes con discapacidad, alcanzando un porcentaje del 23,9 por ciento, frente al 34,5 por ciento registrado para todas las personas con discapacidad. Además, esta cifra ha descendido ligeramente desde 2015, cuando la tasa de actividad entre los jóvenes con discapacidad se situó en un 25,1 por ciento.
Mientras, la participación general de las personas con discapacidad en el empleo ha seguido la tendencia contraria y se ha incrementado del 33,9 al 34,5 por ciento actual. Entre las causas que subyacen a este descenso de la tasa de actividad de los jóvenes con discapacidad se encuentra una prolongación de la etapa formativa ante la falta de expectativas profesionales y unas dificultades crecientes para encontrar un primer empleo en un mercado cada vez más competitivo. Cabe destacar, asimismo, que entre los jóvenes españoles la participación en el mercado laboral (36,9 por ciento) supera en 13 puntos porcentuales a la de aquellos que tienen discapacidad, (23,9 por ciento).
La tasa de paro de los menores de 25 años con discapacidad (58,1 por ciento) es la mayor de todos los grupos de edad, representando más del doble que la general para el resto de las personas con discapacidad (25,2 por ciento) y superando en 24 puntos porcentuales a la de los jóvenes en general (34 por ciento).
La tasa de empleo, entendida como el porcentaje de personas que trabajan en relación con la población en edad laboral, sigue siendo residual entre los jóvenes con discapacidad y alcanza el diez por ciento; en otras palabras: solo uno de cada diez jóvenes con discapacidad tiene empleo. La cifra asciende hasta el 25,8 por ciento entre el resto de personas con discapacidad y al 24,4 por ciento entre todos los jóvenes en España.
En 2019, solo el siete por ciento de los contratos que formalizaron las personas con discapacidad fueron para menores de 25 años, mientras que para el resto de la población este grupo de edad concentró casi el 20 por ciento de la contratación, según el informe El empleo de las personas con discapacidad del Servicio Público de Empleo Estatal.
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