La Junta avanza que el modelo residencial debe tender a la «sanitarización» y no hacia la «medicalización»

«Somos conscientes de que tenemos que mejorar cosas, lo hemos dicho desde el principio y por eso estamos trabajando en una Ley de Atención Residencial en la que hemos constituido grupos de trabajo en el que están presentes todos los actores«, ha explicado.

En este sentido, Blanco pone como ejemplo las unidades de convivencia que se han puesto en marcha en varios centros de la Comunidad y que, en caso de pandemias, facilita la sectorización, compartimentar y dividir.

«Son bloques dentro de la propia residencia. Es lo que más se asemeja a sus casas. Las unidades están compuestas por 16 personas y tienen siempre un personal de referencia. Así, si se contagia uno de los trabajadores, se les aisla y no se contagia al resto«, explica.

Además, se ha referido a la atención sanitaria en las residencias, muy debatida en los grupos de trabajo creados por la Junta de cara a avanzar en el modelo residencial. «Yo me quedo con lo que decía algún experto. Hay que tender hacia la sanitarización de las residencias, más que hacia la medicalización. Los médicos y enfermos en la primera ola fueron muchas veces los primeros que enfermaron y al trabajar en diferentes centros tenían más posibilidad de contagiar varios centros. Las personas mayores tienen que estar atendidas por el sistema de salud público. Pues a lo mejor ese es el modelo al que hay que tender«, ha insistido.

Se trata, en definitiva, de mejorar esa interconexión de los centros entre el sistema social y el sistema sanitario. Independientemente de que los centros de personas mayores tengan sus profesionales sanitarios, tienen también esa interconexión con el sistema de sanidad, algo en lo que están coincidiendo «todas las comunidades».

Blanco advierte de que las residencias «no son hospitales», al igual que las casas «no son colegios», a pesar de que la pandemia haya obligado a estas situaciones. «Ese cambio de mentalidad es lo que tenemos que sacar de esta crisis«, ha apostillado.

Precisamente, las unidades de convivencia también resolvería otro de los «graves problemas« que se han dado durante la pandemia y es la »soledad« que han sentido los residentes. »Es un tema que nos ha preocupado desde el primer momento, buscar ese equilibrio entre la salud mental de los residentes y su salud física«, explica Blanco.

En este sentido, ha explicado que desde la Consejería, cuando empezó la desescalada, elaboró una guía, que se ha ido actualizando periódicamente, con una serie de recomendaciones. «Por ejemplo, las personas con covid-19, que que estén juntas, que no las aíslen en sus habitaciones y puedan estar en los pasillos o en una zona común, con las medidas de seguridad apropiadas, para que puedan socializar», ha añadido.

Una soledad que «preocupa» a la consejera porque está provocando un repunte e las «adicciones sin sustancias» en el colectivo. Es decir, adicciones al móvil, a las tabletas... «Son sus medios de comunicación con el exterior, con sus familias y hemos notado que han desarrollado dependencia», concluye.