Un grupo de ingenieros químicos y ambientales de la Universidad de Valladolid (UVa) ha conseguido transformar los residuos de la cerveza en una energía limpia, según fuentes de Europa Press. Mediante procesos de fermentación, a partir de microondas y agua, los investigadores del Instituto ... de Procesos Sostenibles (IPS) de la UVa ha encontrado un nuevo uso para los restos de la cerveza que solían desecharse.
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Para obtener la cerveza es necesario prensar y filtrar los granos de cereal, normalmente cebada. Los restos del cereal que quedan tras la obtención del líquido es lo que se conoce como el bagazo de cerveza. El grupo de investigación reconocido (GIR) de Tecnología de Procesos Químicos y Bioquímicos de la UVa ha publicado un artículo en la revista científica Chemical Engineering Journal que propone la valorización de este desecho para su transformación en combustibles renovables y prebióticos que puedan utilizarse para la alimentación.
El consumo de cerveza en España ha alcanzado cifras récord en los últimos años y por cada 100 litros de cerveza producidos, se generan 20 kilos de residuos sólidos, con alto contenido en carbohidratos y proteínas, que habitualmente se emplean para la alimentación animal o como desechos.
Los investigadores han utilizado bacterias para transformar los azúcares presentes en los residuos agrícolas como la cebada en butanol. Esta transformación es un ejemplo de lo que se conoce como economía circular, un proceso en el que los residuos pasan a ser recursos. Este es un concepto económico con el que se intenta conseguir la sostenibilidad del medio ambiente a través de la reducción de residuos y su valorización.
El proceso consiste en un pretratamiento, aplicando microondas y agua al bagazo de cerveza para modificar su estructura, y después las enzimas se encargan de liberar los azúcares simples necesarios para la fermentación. De este modo se obtiene biobutanol, un biocombustible con características muy similares a la gasolina y que puede emplearse en motores de combustión.
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Se trata de «un proceso limpio y respetuoso con el medio ambiente en el que se producen otras sustancias naturales de interés como son los arabinoxilanos, con potencial como prebióticos y propiedades antioxidantes y antimicrobianas», según explica Mónica Coca, investigadora principal del proyecto, a Europa Press.
Uno de los principales inconvenientes de la producción de este biocombustible es el elevado coste de la materia prima. Para poder llevar a cabo el proyecto de investigación se ha contado con la colaboración de la empresa vallisoletana de Cerveza Milana como con Mahou San Miguel que han falicitado los desechos utilizados por los investigadores. Además, el estudio cuenta con la financiación de la Junta de Castilla y León y FEDER a través del proyecto 'Transformación de las fracciones lignocelulósicas del bagazo de cerveza en productos con valor energético y alimentario'.
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