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El sacerdote Jorge Fernández Bastardo, en la parroquia Nuestra Señora de Prado, en Parquesol, al inicio de una misa diaria junto a varias fieles.. Ramón Gómez
Las iglesias celebran a diario decenas de funerales atrasados por la pandemia

Las iglesias celebran a diario decenas de funerales atrasados por la pandemia

Los templos recuperan la asistencia de fieles, aunque el temor a la covid retrae a los más mayores

Jesús Bombín

Valladolid

Domingo, 5 de julio 2020, 13:19

Ataúdes solitarios, con difuntos acompañados por un máximo de tres allegados y en algún caso con la presencia del sepulturero y un oficiante de exequias laico que suple la falta de sacerdotes , difuntos a los que se dedica un apresurado responso de tres minutos para ... despedir toda una vida... Así de penosos fueron muchos de los enterramientos durante el estado de alarma en cementerios como el de El Carmen de Valladolid, que durante la primera semana de abril llegó a acoger trece en una misma jornada.

Aquellas inhumaciones sin posibilidad de despedida han dejado un rastro de desconsuelo que empieza a ser aliviado con la celebración de los funerales varias semanas e incluso meses después del óbito. En las iglesias de la capital y la provincia a diario se celebran decenas de misas de recuerdo a los difuntos que durante el estado de alarma se vieron privados del oficio religioso. «Muchos de aquellos funerales que no pudieron llevarse a cabo se están recuperando en estos días», asegura Alfredo Velasco, sacerdote de la parroquia de Santo Tomás de Aquino, junto a la plaza del Ejército.

Velasco ejerce también como delegado del clero y acude a algunos pueblos sin sacerdote o los sustituye en caso de enfermedad. «No falta semana en la que no introduzcamos en la misa algún funeral por personas fallecidas en la época más dura del confinamiento; estas celebraciones –comenta– son una oportunidad para el reencuentro de la familia, los amigos y la comunidad cristiana en torno a la despedida de un ser querido».

También en la parroquia Nuestra Señora de Prado, en Parquesol, se ofician misas de recuerdo a fallecidos durante el confinamiento, especialmente los viernes y sábados, «cuando se reúnen familiares llegados de otras provincias», agrega el párroco Jorge Fernández Bastardo. «Estamos viviendo un momento muy cercano a las familias con estas eucaristías de recuerdo».

Tras las limitaciones de las diferentes fases de la desescalada, en las iglesias se ha reanudado la afluencia de fieles con el temor al contagio persistente entre los de más edad y en situación de dependencia, muchos de los cuales han prolongado el hábito adquirido durante las semanas de aislamiento de seguir la misa por televisión.

«La gente muy mayor sigue sin venir, por miedo, y hay familias con niños que tampoco, por miedo, por comodidad o incertidumbre», admite Roberto Pérez Briso-Montiano, párroco de Simancas y de la iglesia de Entrepinos.

Roberto Pérez Briso-Montano, en uno de sus programas de Youtube.

«Gente que no venía a mi misa, la ha seguido por Youtube y ahora acude a la iglesia»

os estudios de ingeniería que cursó antes de acceder al Seminariole le han servido a Roberto Pérez Briso-Montano para captar fieles a sus parroquia del Santísimo Salvador de Simancas. Echando mano de aquellos conocimientos se las ingenia para realizar mezclas y montajes pensados para la retransmisión sus misas por el canal Youtube, llegando a tener en pleno confinamiento a casi 400 fieles conectados, con peticiones y otras intervenciones en directo realizadas por los feligreses a través de wasap. «Gente que antes no iba a misa la ha seguido por Youtube y ahora vienen a la iglesia; han establecido una nueva relación con la parroquia», sostiene. «La gente me lo pide y lo sigo haciendo, compagino la retransmisión con la celebración en directo en la iglesia». Uno de sus últimos funerales fue retransmitio por Internet, pudiendo ser seguido por familiares del finado desde Estados Unidos y Francia al no poder desplazarse con las fronteras cerradas entre países. Además, realiza 'El paraguas', un programa de variedades que incluye reflexiones, magia y visitas virtuales por el patrimonio religioso de Simancas, «una especie de 'Hormiguero' religioso», apunta.

«En nuestra parroquia hay mayores que ahora vienen con menos asiduidad que antes, pero no es tanto por miedo como porque están en manos de las personas que les cuidan, de sus hijos, de familiares que los tutelan... les ponen en prevención de no hacer cosas que puedan arriesgar su integridad por miedo al contagio del coronavirus. De hecho acuden a veces con una hija pero no lo hacen con más frecuencia porque la hija no siempre puede; en definitiva, no son tan autónomos como antes», reseña Javier Martínez Sastre, de la parroquia de La Magdalena, en el entorno de las universidades y la plaza de las Batallas.

También detecta que la asistencia ha bajado «un poquito» Fernández Bastardo, aunque, apunta, «domingo a domingo se va incrementando. Hubo una cosa curiosa, que fue el primer día que abrimos la iglesia, casi se llenó; entre los feligreses había muchas ganas, mucha emoción».

Durante el confinamiento ha habido quien como, Martínez Sastre, ha mantenido la comunicación con los fieles a través de las redes sociales, mediante el envío de mensajes de reflexión a través de wasap. «Y sigo haciéndolo; he tenido hasta contactos por videoconferencia. A la parroquia han vuelto las personas que ya conocíamos, e incluso se ha incorporado algún joven. Tenemos una adoración nocturna a la que ahora se ha incorporado más gente y más joven. Creo que la vitalidad de la vivencia familiar durante el aislamiento ha sido muy fuerte en muchas personas, hay predisposición a ser más constructivos, al entendimiento».

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