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Ciudadanos vive sumido en una guerra interna por el poder en la que Francisco Igea es parte activa. El batacazo electoral del partido naranja y la dimisión de Albert Rivera como presidente ha dado alas al denominado sector crítico, en el que se engloba el ... vicepresidente de la Junta de Castilla y León. Según explica un miembro de Ciudadanos, esta guerra tiene como objeto apartar de la cúpula al secretario de organización, Fran Hervías, y al secretario de comunicación, Fernando de Páramo, a los que se considera los máximos responsables de la deriva derechista que adoptó Rivera y que acabó con el fiasco electoral naranja del pasado 10-N. Ciudadanos pasó de 57 a 10 diputados en el Congreso y se quedó sin representantes en Castilla y León (de ocho a cero). «Paco Igea siempre ha sido crítico, pero la gente crítica se ha mantenido hasta el momento en un segundo plano cuando había que tomar decisiones. Ahora hay una lucha para desplazar a esas personas que llevaron a Rivera a efectuar un diagnóstico equivocado», añaden las mismas fuentes.
Igea no niega esta batalla interna en el ámbito nacional y recuerda que él propone que Ciudadanos «vuelva a ser el partido liberal de centro, que no expulse la inteligencia, que se abra y haga autocrítica». Además, lanza varias cargas de profundidad a la cúpula actual: «Lo importante es que la gente que se encarga de la comunicación transmita el mensaje y se ocupe solo de la comunicación. Y que seamos los políticos los que decidamos cuál es el mensaje y cuál es la política».
El líder del partido naranja en Castilla y León aboga por un cambio radical en la ejecutiva nacional de Ciudadanos, con una nueva estructura y una estrategia muy diferente de la marcada durante los últimos meses. «Está claro que debemos ir por otro lado. Se han cometido errores estratégicos, organizativos, de mensaje y de comunicación que hay que reformar. Hay errores que se deben a la estructura del partido y hay errores estratégicos que se deben al grupo que ha tomado las decisiones estratégicas. Ambas cosas han de verse reflejadas en el futuro del partido».
Ciudadanos se ha visto sometido a una férrea disciplina en la que voces críticas y socioliberales, como las de Francisco Igea o Luis Garicano, han quedado arrinconadas, lo que ha generado una catarata de dimisiones, fruto del ordeno y mando impuesto por la cúpula naranja. «Tú no puedes dar un mensaje liberal si hay una estructura superjerárquica en la que se mata el debate y se expulsa a los críticos. Eso tiene que cambiar. Debemos asumir nuestra posición para llegar a acuerdos a los dos lados [PP y PSOE]. Es más importante ser útil que importante. El error inicial está en el debate estratégico, cuando se decidió que era prioritario ser un partido mayoritario», resalta.
Igea recuerda también que esa estrategia de escorarse a la derecha y disputar el voto al PP pareció funcionar cuando el partido subió hasta los 57 diputados en las generales del 28-A, pero a Ciudadanos le pasó «como a los malos ciclistas». «Sales por la mañana con la bici, te pones a hacer kilómetros y piensas 'qué bien estoy'. Pero cuando te das la vuelta caes en la cuenta de que tenías el viento de culo y que ya no puedes volver a casa. Es lo que nos ha pasado. Teníamos mucho viento de cola y pensábamos que era por el éxito de nuestra estrategia. Pero ese viento era fruto de muchos españoles cansados de la corrupción, del bipartidismo... Y el día señalado, cuando nos toca resolver las cosas, no somos capaces de hacerlo. Nos convertimos en inútiles, toda la fuerza se nos cae. Los ciudadanos son más listos que los políticos y la inteligencia colectiva funciona mucho mejor que lo que plantean los estrategas».
El vicepresidente de la Junta cree que a su partido le toca ahora «aceptar el fracaso de la reforma estratégica» que emprendió. «Si no, caeremos en el 'upeídismo' que yo ya viví. Afortunadamente, nuestro líder ha sido más listo y ha dimitido, no como hizo UPyD donde se hundió y luego se fue. Aún queda mucho poder territorial, diez diputados... el partido tiene una estructura que puede hacer el trabajo y en eso estamos».
Igea se ve con mucha fuerza para encauzar Ciudadanos. «Soy miembro de la ejecutiva y el único señor que ha ganado unas primarias de verdad. Eso me da un poco de respaldo. Lo que debemos hacer ahora es intentar que el gobierno que se conforme en España sea lo menos perjudicial posible para los ciudadanos. Ahí entra en juego la política, con sus reglas y estrategias. El objetivo de abrir un debate nacional ya está hecho», subraya el líder naranja en Castilla y León, quien durante toda la semana ha abanderado la idea de un pacto entre PSOE, PP y Cs, en el que el partido naranja aportaría el «poder territorial» de 20 millones de habitantes.
Francisco Igea cree que Cs no sufrirá en Castilla y León, gracias al poder que atesora en la Junta y en ayuntamientos. Él valora la crítica y cree que un entorno adulador siempre acaba afectando negativamente. «Es mucho peor el entorno que Albert, que era un líder pragmático. Es lo que pasa cuando te rodeas de gente que no te lleva la contraria. Por eso yo vivo muy bien en la crítica. Soy discutidor y no me gusta ir a un sitio donde todo el mundo me diga lo listo y lo guapo que soy».
El futuro liderazgo de Inés Arrimadas, que se decidirá en primavera, llevará a una mujer a tomar las riendas de los liberales. «Es importante que sea mujer, pero también saber adónde vamos. Inés es una política de raza, carismática y con capacidad de liderazgo. Lo hará bien porque tiene capacidad de escucha, pero es importante que se rodee de un buen equipo a la hora de decidir la estrategia y la política. Está bien que sea mujer, pero lo más importante es que nuestras políticas se basen en la libertad y en la igualdad, y no volvernos locos con políticas sectoriales que lo único que hacen es que se pierda el mensaje para todos».
Igea admite que el pacto con el PP en Castilla y León «fue lo que fue», en referencia a que vino impuesto por la dirección de su partido. «Pero lo que no reconozco es que no hayamos cambiado cosas que la gente no pensaba que haríamos. Una cosa es cambiar de partido y otra, de políticas. ¿Habría sido más fácil con el PSOE? No lo sé. A la vista de los acontecimientos, no sé cómo habría sido gobernar con la 'vieja del visillo', que es lo que parece Tudanca después de lo que dijo el otro día [sobre las reuniones privadas que mantuvieron ambos]. No he visto a nadie tan empeñado en no gobernar».
Ciudadanos se quedó sin representación de Castilla y León en el Congreso el pasado 10 de noviembre, después de haber subido a ocho diputados el 28 de abril. Varios de los diputados que perdieron su escaño consideran que ahora toca reconstruir el proyecto naranja, con una vuelta a los valores liberales y de centro que se perdieron con el giro derechista que imprimió el dimitido Albert Rivera. «Desde la oposición trataremos de reconstruir un proyecto alternativo, centrista, moderado, constitucionalista que creo más necesario que nunca en una situación como esta», dice Aurora Nacarino-Brabo, que se quedó sin su asiento en el Congreso por Burgos. «En Ciudadanos no tenemos tiempo que perder. Debemos acometer la renovación lo más rápido posible y ponernos a trabajar sin perder ni un minuto porque la situación política es complicada y hay que articular, desde ya, una alternativa a este gobierno Frankestein de Sánchez y sus socios».
Eduardo Calvo, exdiputado de Ciudadanos por Segovia, admite que no vaticinaba una caída tan contundente. «No lo esperaba con tanta aspereza. Para mí fue sorprendente una bajada tan alta en toda España, incluso lo fue para nuestros adversarios. Todas estas cosas, al margen de la tristeza, deben reflexionarse. Y esas reflexiones, ese debate, debe hacerse dentro de los órganos del partido. Lo contrario sería una absoluta imprudencia. Las victorias se celebran y de las derrotas se aprende. Es una derrota muy severa y yo espero que aprendamos mucho para seguir siendo útiles a España».
Manuel Hernández también vio en la noche del 10-N cómo se evaporaba el escaño por Ávila que había logrado en abril. «Quizás todos hayamos cometido errores, probablemente estratégicos, pero el centro liberal volverá con más fuerza, no tengo dudas. Estoy convencido de que el trabajo que se está realizando en la Junta, así como las políticas y los valores que Ciudadanos representa, serán valorados por los castellanos y leoneses a medio y largo plazo».
José Antonio Mirón, exdiputado naranja por Salamanca, considera que la caída de Ciudadanos puede deberse a que «la gente no ha entendido» que se trata de una formación de «centro». «Podemos llegar a acuerdos tanto con partidos de izquierdas como de derechas. Con el PSOE no se alcanzó un acuerdo porque era un riesgo para este país. Pedro Sánchez demostró que no quería acuerdos nacionales con nadie, que quería gobernar solo. Convocó unas elecciones innecesarias y al día siguiente pactó con su socio preferente, algo que supone un problema, ya que aumenta la dispersión y radicalización. En Cs seguiremos luchando y apostando por ser un partido de centro que busque la confianza con la izquierda y la derecha».
Con informaciones de Patricia Carro, Carlos Álvaro, Javier Ruiz-Ayúcar y Rosa García.
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