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El presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, encara la recta final de un longevo mandato de 18 años, que cerrará en los comicios del mes de mayo, ya que no será el cartel electoral de su partido. Juan Vicente Herrera vive así ... los últimos meses de la bicefalía con Alfonso Fernández Mañueco, quien ha renunciado ya a la Alcaldía de Salamanca para dedicarse a la candidatura del PP a la Presidencia de la Junta. El PSOE de Castilla y León ha sido el primero en designar a sus principales candidatos y avanzar en su programa, bautizado como «alternativa decente». El triunfo de la moción de censura contra Mariano Rajoy sentó en La Moncloa en junio a Pedro Sánchez y después a la 'número dos' socialista autonómica, Virginia Barcones, en la Delegación del Gobierno.
El pasado 21 de noviembre Herrera y Sánchez mantuvieron la primera reunión institucional. El presidente de la Junta valoró que «se abre un nuevo tiempo de relación» entre la Comunidad y el Gobierno. Sánchez le comunicó la imposibilidad de que se reforme el sistema de la financiación autonómica, una «urgencia» de Castilla y León y del resto de comunidades, por la situación de «bloqueo» en la política nacional. Más coincidencia hubo en las medidas sobre el reto demográfico que se recogerán en una estrategia, prevista para el mes de abril. El presidente de la Junta dejó en su mesa dos propuestas, la firma de un convenio con 75 millones adicionales para extender el internet rural y un plan nacional de apoyo a las cuencas mineras.
El presidente de la Junta ha hecho bandera del autonomismo útil, que ha reafirmado en este 2018 en que se cumplen los 40 años de la Constitución y los 35 del Estatuto de Autonomía, en un mensaje reconocido por la oposición socialista cuando el líder nacional del PP, Pablo Casado, ha hablado de recentralizar competencias o se oyen voces en contra del Estado de las Autonomías, como defiende la fuerza de extrema derecha que ha sacudido el mapa andaluz con su entrada en el Parlamento con doce escaños, Vox.
En clave y con mensajes preelectorales vive el PSOE de Castilla y León este año. En abril abrió las primarias a la Junta y a los 23 grandes municipios. Su líder Luis Tudanca no tuvo rival y, por tanto, es candidato oficial desde junio. En esa calidad y con un perfil institucional arrancó en este último trimestre del año una ronda de visitas a comunidades gobernadas por su partido. Primero se entrevistó con el extremeño Guillermo Fernández Vara, después con el castellano-manchego Emiliano García-Page y, a continuación, con el valenciano Ximo Puig.
Tampoco hubo primarias socialistas en los principales municipios. Repiten los alcaldes Óscar Puente (Valladolid), Clara Luquero (Segovia), Carlos Martínez (Soria), Teresa López (Medina del Campo) y Aitana Hernando (Miranda de Ebro). Concurren Yolanda Vázquez (Ávila) , Daniel de la Rosa (Burgos), Mar Alcalde (Aranda de Duero), José Antonio Díez (León), Olegario Ramón (Ponferrada), Miriam Andrés (Palencia), José Luis Mateos (Salamanca), Juan José Tomás-Biosca Pérez (Laguna de Duero) y Antidio Fagúndez (Zamora), también elegido senador por la Comunidad.
Seleccionados los candidatos y en la oposición desde 1987, el PSOE de Castilla y León se ve con una oportunidad histórica de ganar las elecciones y acceder de nuevo a la Presidencia de la Comunidad, también ayudado por un Gobierno socialista en La Moncloa. Se presenta como un partido unido, con liderazgo, que hace una oposición útil a los ciudadanos y que representa la centralidad ante un PP sumido en un desgaste, con contradicciones entre el Ejecutivo y la nueva dirección y con su presidente, Alfonso Fernández Mañueco, situado en la «radicalización» y en la línea de Pablo Casado.
El PP de Castilla y León confiaba en tener sus principales nombres designados en octubre y después en noviembre e incluso se puso fecha a la nominación de Alfonso Fernández Mañueco. El cambio de liderazgo en el congreso nacional de julio, tras la renuncia de Mariano Rajoy, y la elección de Pablo Casado, que venció en las primarias a Soraya Sáenz de Santamaría, así como la convocatoria de comicios en Andalucía el 2 de diciembre, han retrasado la elección de los candidatos populares hasta el sábado, 22 de diciembre, en un acto convocado en Palencia.
Se trata de seis caras nuevas a las alcaldías de las capitales de provincia y tres que repiten, los actuales alcaldes de Burgos, Javier Lacalle; León, Antonio Silván, y Palencia, Alfonso Fernández Mañueco. Se incorporan a las candidaturas Sonsoles Sánchez Reyes (Ávila), Carlos García Carbayo (Salamanca), Pablo Pérez Coronado (Segovia), Yolanda de Gregorio (Soria), Pilar del Olmo (Valladolid) y Mayte Martín (Zamora).
Consciente de que el escenario no es el mismo del año 2015, Alfonso Fernández Mañueco defiende que el PP es quien garantiza la estabilidad y certidumbre frente a las políticas del actual Gobierno, que critica tanto en el apartado social, como económico y territorial. De hecho la unidad de España es una de las banderas de su presidente y candidato. En el último Comité Autonómico reivindicó a su partido como «independiente» y sin «deudas ni ataduras con nadie». También cree que tienen que ofrecer personas que ilusionen, las mejores, porque «nadie tiene seguro su puesto».
En Podemos se ha iniciado también el proceso. Su secretario general, Pablo Fernández, fue elegido candidato, sin ningún contrincante, además de la lista de los ocho cabezas de cartel autonómicos en las provincias. Sin embargo, la formación morada e IU negocian una posible confluencia para los próximos comicios, tanto a las municipales como a las autonómicas y las listas están abiertas. Las bases de una posible alianza están por determinar, aunque el resultado cosechado en Andalucía ha llevado al portavoz de Podemos a dudar del éxito de la unión.
La cuarta fuerza política, Ciudadanos, se aparta de lo que considera «propaganda» de estos partidos al dar por terminada la legislatura y centrarse en las elecciones. Afirma que «no toca porque hay partido por jugar» y deja los nombres para los primeros meses de 2019. La formación de Luis Fuentes sí ha recrudecido en los últimos meses su critica al PP, de quien se ha distanciado, y a quien insiste en que presente los presupuestos del próximo año.
Precisamente, la Agencia Ical publicó en julio una encuesta de Sigma Dos en la que se reflejó cambios en el mapa electoral de Castilla y León. El PP ganaría las elecciones pero perdería entre diez u once escaños de los 42 que tiene, mientras que Ciudadanos sería la fuerza más beneficiada y triplicaría sus cinco procuradores en las Cortes. El PSOE se mantendría en su representación (25) pero Podemos (10) e IU (1), unidas en coalición, se dejarían entre tres y cinco parlamentarios.
El escenario andaluz ha alertado a los principales partidos. Se han reprochado mutuamente de quién es culpable de la fuerte irrupción de Vox en las instituciones. El PSOE pide un reflexión a la izquierda y a los constitucionalistas, y algunos cargos del PP no ven con malos ojos que se pacte con el partido de José Antonio Ortega Lara cuando los socialistas han tenido el apoyo de Bildu a la moción de censura. Cómo influirá en la próxima campaña electoral, en concreto en Castilla y León, está por ver, aunque Ana Sánchez (PSOE) insiste en que la fragmentación ha llegado para quedarse.
Tras las vacaciones de Navidad, el trabajo en las Cortes se cierra a finales de marzo o primeros de abril por la convocatoria de las nuevas elecciones del 26 de mayo. La actividad se traslada a las sedes de los partidos, aunque algunos iniciaron hace tiempo la campaña.
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