Gatón de Campos: perpetuo agradecimiento a la Virgen de las Nieves

«En el cálido estío, fue tu mano frescor de rocío, que apagó de la torre la lumbre». Son versos del emotivo himno a la patrona de Gatón de Campos, la Virgen de las Nieves, en los que se refiere al milagro ocurrido el 3 de agosto de 1486, cuando se declaró un gran incendio en la iglesia. Los vecinos, al buscar cuál era el santo del día siguiente para encomendarse a su protección, supieron que era Nuestra Señora de las Nieves, que entonces se celebraba el 4 de agosto. Cuando pueblo entero y clérigos se postraron ante el altar de la Virgen y entonaron la Salve, una nevada en pleno mes agosto apagó las llamas de la torre. Desde entonces la Virgen de las Nieves es la patrona en agradecimiento por aquel milagro, que se repetiría años después.

Cada 5 de agosto, en la procesión de la Virgen de las Nieves no faltan las danzas del paloteo con el baile de los lazos tradicionales. En las vísperas todavía se sigue celebrando en la plaza la hoguera de las Nieves, no así las de San Juan y San Pedro, que se solían hacer a la puerta de cada casa.

Gatón celebra también las fiestas de San Pedro Apóstol, como patrón y advocación de la parroquia, y la de San Isidro Labrador, oficio más común en el pueblo. Ya se han perdido la de Las Novenas, que coincidía con la Pascua de Pentecostés, y las de las de la Virgen del Carmen y del Rosario, con cofradía propia.

Hace años, el día de San Antón los niños engalanaban los burros y salían por el pueblo, también a veces por Villafrades o Villabaruz, para recorrer las calles mientras se cantaba el «oh glorioso San Antón por enero gasta corbata, como no bebe vino, no se la mancha».

Otra de las fiestas que celebraban los niños era la Cruz de Mayo o de Las Meriendas. La víspera del 3 de mayo se salía por la tarde con la cruz desnuda y se iba por las calles pidiendo cintas, detentes y escapularios para vestir a la Santa Cruz. Al día siguiente, esta vez por la mañana, se recorrían las casas pidiendo un donativo para que las madres prepararan las tortillas y demás viandas, para después comerlas en el prado o en la fuente Molillas. Si durante la petición en alguna vivienda no se daba nada, los niños gritaban a coro «¡que se le mueran las gallinas!».

Existe en la localidad el dicho «al rico Gatón que viene la ballena». Al parecer, en una riada del río Sequillo en el siglo pasado bajaba en medio de la corriente un objeto que resultó ser un tonel, según unos, y la albarda de un burro, según otros, y que un bromista dijo que era una ballena.

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