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«Algún día se mirarán a la cara Gobierno y oposición y diran 'hagamos algo juntos'». La frase es de Felipe González y puede entenderse, a tenor de cómo está la situación política nacional, a mitad de camino entre el anhelo y la ironía. El que fuera presidente del Gobierno de España entre 1982 y 1996 y secretario general del PSOE desde los estertores de la dictadura de Franco defendió este martes, en Valladolid, que ante la «tragedia inenarrable» provocada por la DANA en Valencia, con coletazos Castilla-La Mancha, Cataluña o Andalucía, los responsables públicos deben ponerse a la «tarea ingente» de la reconstrucción y hacerlo con «planificación» y eficacia».
Algo que no ha habido, al parecer del histórico político socialista, en los momentos y días posteriores a la devastadora riada que sólo en Valencia ha arrasado 69 municipios y deja un balance provisional de 216 fallecidos y milmillonario en daños materiales. «Yo no hubiera dicho 'lo que necesiten, que me lo pidan'», zanjó Felipe González en la conferencia organizada por el Norte de Castilla. Esas fueron las palabras de Pedro Sánchez en medio del debate sobre hasta dónde llegaban las competencias autonómicos y dónde empezaban las estatales. Felipe González defendió que estamos ante una «catástrofe local y nacional» por el impacto generado y puso como 'espejo' la actuación del Gobierno que él presidía en la inundación que en agosto de 1983 asoló Bilbao. «Di la orden de que el Ejército de Tierra fuera a Bilbao, desde Burgos, y diera respuesta... Al día siguiente la gente tenía los servicios mínimos cubiertos. ¿Eso era acorde con la Constitución? Sí... 24 horas después estaban instaladas las tiendas de campaña, las cocinas de campaña...», precisó González, que recordó que telefoneó al lehendakari Carlos Garaicoetxea para ofrecerle coordinar la respuesta y que el dirigente vasco «prefirió no asumirlo».
Así se ha expresado Felipe González en un acto público organizado por El Norte de Castilla con la colaboración de Caja Rural de Zamora, en el marco del 170 aniversario del periódico, a lo largo de una extensa conversación que ha mantenido con el director del diario, Ángel Ortiz. Una convocatoria donde se han ido sucediendo los titulares, uno tras otro.
El drama actual no resiste una comparación con la de Bilbao en 1983. Ni por respuesta de los responsables públicos ni por la intensidad y extensión de los daños. «En esta situación de catástrofe todavía están a tiempo de sentarse Pedro Sánchez, Núñez Feijóo y los presidentes y presidentas de las comunidades autónomas afectadas. Todavía están a tiempo, porque queda mucha tarea por delante que hacer. Y el protagonismo en las decisiones, a mi juicio, es del Gobierno central», remarcó González.
«Lo que merece la pena es tener la voluntad de encontrarse y tomar decisiones. ¿Se han tomado decisiones tarde? Sí», ha añadido el expresidente. «Por parte de todos», ha manifestado, sobre una gestión mejorable que apunta también de lleno al presidente de la Generalitat valenciana, el popular Carlos Mazón. «¿Le convenía pasar una semana de reposo en silencio a Mazón? Sí. Porque no dice cosas con tengan sentido», aseguró Felipe González. Algo que ocurre en un ambiente de políticos y responsables públicos «mentalmente tuiteros», que primer disparan y luego ven dónde da el proyectil. Y eso dijo el expresidente «no es lo que esperan los ciudadanos». Ni en un día normal, ni en las jornadas que se viven en este momento en Valencia o en localidades como la albaceteña de Letur.
La conversación entre Felipe González y Ángel Ortiz ha abordado otros asuntos. Desde las elecciones estadounidenses al conflicto ya desbordado entre Israel y los palestinos de Gaza, la Venezuela de Maduro con la «Boliburguesía» y sus inversiones en España, la «judicialización» de la política española, la potabilidad de los socios del Gobierno, la reforma «necesaria de la Constitución» o la vigencia de la Transición.
«Al aparato judicial lo tenemos desbordado», esgrimió González. Algo que ha achacado a que los políticos se han acostumbrado a llevar al juzgado todo lo que pierden en los hemiciclos. El expresidente ha evitado posicionarse con claridad sobre las investigaciones que afronta Begoña Gómez, la esposa de Pedro Sánchez, pero sí ha sido más crítico con la situación que atraviesa el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz. Un asunto que ve con «preocupación, no por él, sino por la repercusión en la carrera fiscal, en la institución que dirige».
En vísperas de las elecciones estadounidenses en las que las encuestas predicen un empate técnico entre Kamala Harris y Donald Trump, el expresidente González ha apostado por la candidata demócrata y ha augurado malos tiempos para Europa y sus empresas si el ganador es Trump, a quien tachó de «peligro absoluto» por lo que supone poner al frente de un país del peso económico y geopolítico de Estados Unidos a un dirigente «totalmente imprevisible». González repasó su relación como presidente de España con Reagan, Bush y Clinton. Frente a ellos, Donald Trump le parece «un horror». Entre otras cosas, por el nivel de «xenofobia» y «racismo» que exhibe.
De todo eso habló Felipe González en un acto con amplia representación empresarial y social entre el público y políticos del PSOE como el catedrático Jesús Quijano, exsecretario de los socialistas de Castilla y León, o Ana Sánchez, vicepresidenta segunda de las Cortes y segunda de Luis Tudanca en el partido autonómico. Ambos le escucharon defender que hay partidos y dirigentes con los que no se puede pactar «ni obligados por la Guardia Civil», caso de Bildu, socio que ayuda a cuadrar las cuentas de escaños en el Congreso a Pedro Sánchez. También recordó que PP y PSOE suman más del 70% de los votos de los españoles y eso les «obliga» a buscar acuerdos. Como no lo hacen, el expresidente concluyó que «no se está atendiendo la voluntad de los votantes».
Ese acuerdo de las dos grandes fuerzas que el veterano político reclamó para la reconstrucción de los daños de la DANA, lo sumó a la reforma que, a su juicio necesita la Constitución española. González se sentó ante el auditorio con un ejemplar en la mano. Al clásico cambio que se requiere para hacer del Senado una cámara de representación territorial de verdad, no lo que es ahora, González sumó otro más novedoso, que es que la Constitución recoja «expresamente »la integridad territorial de España« cerrando la puerta a los referéndums de segregación de comunidades, a consultas sobre la independencia de territorios.
La llamada al diálogo entre Sánchez y Feijóo, entre Moncloa y las autonomías, devuelve esta crónica a su inicio, a ese vaticinio de Felipe González, 82 años en este momento, de que quienes ahora comandan las política española «algún día se mirarán a la cara» y puede que, quizás, a lo mejor concluyan con un «'hagamos algo juntos'».
Cripriano García, presidente de Caja Rural de Zamora, entidad que ha patrocinado el acto del expresidente Felipe González en Valladolid, defendió ante los asistentes el compromiso con el «impulso económico» de una firma que en su último balance ha crecido un 12,4% para alcanzar los 64,4 millones de euros. «Somos una entidad comprometida», destacó Cipriano García, que enumeró que no cierran oficinas ni envían a los mayores al cajero a hacer operaciones y tampoco trabajan con necesidad de cita previa. Caja Rural de Zamora llegó hace 15 años a Valladolid con «un proyecto de banca local» adaptado a los vallisoletanos, explicó el directivo de la Caja, que definió el su apuesta de negocio como el de «los últimos representantes de un modelo de banca» humanizado, que sigue teniendo como lema el servicio a las personas.
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