El empleado de una bodega registra los datos en el ordenador. S.G.

Los fallos en la red dificultan el control informático de la vendimia en Ribera

La DO habilita una aplicación poco accesible para algunos productores por su avanzada edad y por los problemas de conexión en la zona

Susana Gutiérrez

Aranda de Duero

Martes, 8 de octubre 2019, 07:28

Todos parecen estar de acuerdo con que su implantación será algo positivo de cara al futuro, pero en sus primeros días de vida la nueva aplicación del sistema de autocontrol para la vendimia del Consejo Regulador de la Ribera del Duero está generando más ... de un dolor de cabeza a viticultores y bodegueros de la zona de calidad. El sector, en general, cree que su puesta en marcha ha sido demasiado apresurada. A través de una normativa europea, el Consejo Regulador tuvo que cambiar su tradicional sistema de control de entrada de uva a bodega a través de veedores por una aplicación informática de control llamada Bachus. De esta manera, el propio consejo regulador se convierte en un organismo de certificación de calidad. A partir de ahí, los más de 8.000 viticultores y las 300 bodegas elaboradoras están obligados a actualizar la cantidad de uva recogida y entregada en bodega a través del sistema informativo. Una aplicación novedosa que busca garantizar la trazabilidad del producto y que obliga a contabilizar la cantidad de uva por parcela vitícola, hasta ahora se hacía por el global de parcelas de cada viticultor.

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Para el sector del vino ribereño, el nuevo sistema ha llegado con poco tiempo de preparación y a una zona donde muchos viticultores presentan una edad avanzada y un desconocimiento absoluto de las nuevas tecnologías. A esto se une que gran parte de territorio tiene serios problemas de banda ancha o incluso no tiene conexión a Internet. «Hay mucho revuelo, han sacado la aplicación hace algo más de dos semanas, muchos de los viticultores son mayores y no tienen acceso a Internet o ni tan siquiera cuentan con ordenadores. Por su parte, la gente más joven sí tiene más posibilidades y conocimientos, pero también les ha pillado justo empezando la vendimia», detalla María Lama, técnico de Asaja. En las oficinas de la organización agraria en Aranda de Duero se centran, durante estos días, en la ayuda a sus socios y afirman estar saturados de trabajo con la nueva aplicación. «Nos está dando mucho trabajo, tenemos que estar con ellos un buen rato, hay que hacerlo por parcelas vitícolas. Nos han dado muy poco tiempo y es complicado aprender; un chicho nos decía el otro día que para diez fincas estuvo seis horas. Además, para algunas cosas tienes que ir al consejo a solucionarlo y no es el momento para hacerlo», opina Lama. En este sentido, explica que el problema va más allá de la aplicación porque muchos de los datos de titularidad eran erróneos y, a pesar de que el plazo para solventarlos comenzó hace dos meses, «hasta que no llega el momento no se ponen a hacerlo y, claro, ahora nos vemos con muchos problemas». Desde Asaja mantienen que con tiempo la aplicación será muy positiva para la zona d calidad y todo el sector del vino, pero «este año es muy precipitado».

Por orden europea

Por su parte, desde la Unión de Campesinos, su coordinador, José Manuel de las Heras, considera que el nuevo sistema informático está siendo «de difícil aplicación» y ve necesario que «entre todos intentemos corregirlo porque está complicando mucho las cosas, sobre todo a personas de mediana edad para arriba». Hace hincapié en la necesidad de que el organismo regulador siga teniendo la última palabra en el control de calidad, ya que «esta normativa no impide que el consejo mantenga esa potestad sobre la DO. Que certifiquen las propias bodegas no sé si está bien o mal, pero sigue siendo muy necesario que haya un labor de vigilancia exhaustiva por parte del consejo». En esta línea, de las Heras defiende que «no puede ser que pongamos mucho dinero para promoción, que está muy bien, y se deje desatendido este aspecto por no contratar a unas cuantas personas más».

En lo que se refiere a las bodegas, desde el consejo regulador se convocó hace dos semanas un curso de formación para dar los detalles del funcionamiento a los encargados de manejar la aplicación en cada elaboradora. «Cada viticultor tiene una cuenta con sus parcelas, cada vez que meta uva se le quita cupo de una parcela concreta. Ahí hay cambio porque antes el cupo era general, pero ahora se tiene que meter por parcelas, con un rendimiento máximo de 7.000 kilos por parcela. La bodega lo adquiere del viticultor y lo mete en un depósito concreto», explica Carlos Rojo, de bodegas AVAN. «La idea está muy bien y la aplicación si va bien es una maravilla, aunque el problema es cuando vengan los fallos en el momento de recepción de uva. Ha sido demasiado rápido y parece que el 'software' está dando algunos problemas».

Obligaciones

Desde el Consejo Regulador no entran a valorar el tema en profundidad, pero su presidente, Enrique Pascual, mantiene que ha sido una imposición de Europa y «hemos ido ajustados de tiempo». En cualquier caso, recalca que «hay buena voluntad por parte de todos para que se solvente y tengamos la mejor campaña posible». El presidente de Ribera afirma que como todas las novedades, los comienzos son complicados. «Hasta que nos acostumbremos nos va a costar, no vamos a decir que al principio no va a haber problemas. Somos mucha gente, muchas parcelas, todo nuevo», insiste.

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La nueva normativa también especifica las obligaciones tanto de viticultores como de bodegueros. Para los productores de uva se refleja la necesidad de recoger la nueva tarjeta telemática, mantener el registro vitícola actualizado, la identificación de las parcelas de procedencia de la uva en cada entrega en bodega, conservar los 'tickets' de báscula, elaborar un cuaderno de campo, la comunicación previa de la vendimia mecánica y el transporte de uva en vehículo rápido. En lo que se refiere a las elaboradoras de vino, tienen que comunicar el inicio de vendimia, llevar el autocontrol del origen e introducir datos en la aplicación especificando los kilos, variedad, parcela, grado alcohólico, estado sanitario y deposito del destino de uva.

Colas para acceder a las tarjetas de viticultor

A pesar de que desde el consejo regulador de Ribera del Duero hace más de dos meses se envió una carta a todos los viticultores para advertirles de que debían recoger en la sede de Roa la nueva tarjeta telemática para controlar la cantidad de uva recogida, solo 2.000 de ellos se acercaron a por ella. El mayor grueso de los productores de uva decidieron esperar hasta la proximidad de la campaña de recogida para acudir a por la nueva acreditación. La situación ha supuesto un colapso en el Consejo Regulador de Ribera del Duero desde finales de la pasada semana. Una circunstancia compleja que ya se ha solventado, afirman fuentes del consejo, pero que ha generado colas formadas durante días.

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