
Secciones
Servicios
Destacamos
La hegemonía de los matrimonios civiles se consolida. Si en 1996 cinco de cada seis bodas en Segovia eran eclesiásticas (531 de 641, según datos del Instituto Nacional de Estadística), la última década ha revertido la tendencia. Desde 2011, el primero con más enlaces civiles (263) que religiosos (248), hasta 2018 –el último año con datos– en el que casi dos de cada tres bodas (311 de 481, frente a 166 católicas) no fueron por la Iglesia, que mantiene un 31% de las bodas que oficiaba en 1996. Ante un perfil más reducido pero más comprometido, la Diócesis de Segovia recoge el guante de la Conferencia Episcopal Española y convocará el próximo año un curso prematrimonial extendido, de unos dos o tres años, que de momento no será obligatorio para celebrar la ceremonia.
La directora del secretariado de Familia y Vida de la Diócesis de Segovia, Juana Alonso, da su interpretación de los datos. «Hay varios motivos. Probablemente, antes había un cierto número de personas que se casaban porque le gustaba la forma o por ciertas presiones. Ahora, quien se acerca lo hace desde un mayor convencimiento. En segundo lugar, es obvio que ha habido una mayor frialdad en nuestra sociedad en cuanto a la religiosidad. Y las personas que han abandonado la fe no optan por casarse por la Iglesia porque quieren ser coherentes con lo que están viviendo». Añade a los datos algunos ejemplos de contrayentes civiles que se han casado posteriormente por la Iglesia.
La lectura de Alonso asume la autocrítica. «No hay más que escuchar al Papa Francisco. No hemos sabido transmitir esa experiencia de fe viva. Se ha insistido en formalismos más que en una experiencia más viva de relación con Dios. Si no sabes lo que significa Dios en tu vida, la fe se va enfriando». Pone en valor la renovación en la Iglesia para «volver a los orígenes» y cita el sínodo extraordinario de 2016 del Pontífice y su escrito, 'La alegría del amor', como un punto y aparte en la vivencia del matrimonio.
«Nos planteamos que había que dar los cursos con otra dinámica. Tal vez, menos teórico. No solo desde unos contenidos fríos teológicos, sino con experiencias y de una forma que impacte, que entiendas que eso es importante para tu vida». Pone ejemplos como la vocación del ser humano para amar. «Parece obvio, pero es algo de lo que tenemos que hablar. Cómo se refleja en la comunicación, en el cuerpo, en la sexualidad o en la relación con los hijos. Que el sacramento del matrimonio es algo bello, no solamente una catequesis fría».
Pese a la caída de enlaces, Alonso insiste en que no se trata tanto de mantener un número sino que estos sean auténticos. «Antes, casarse por la Iglesia era más convencional. Ahora, quien lo hace es porque está convencido de que quiere dar ese paso. Para muchos, ha supuesto un descubrimiento de una Iglesia de la que tal vez estaban un poco alejados. Que tenía un rostro desfigurado por los estereotipos. Ven que no es así y supone un acercamiento para renovar su fe».
Son algunos de los argumentos de la Conferencia Episcopal Española para defender un curso prematrimonial de dos a tres años, una conclusión expuesta la semana pasada por el obispo de Bilbao, Mario Iceta, tras un trabajo elaborado con la colaboración de varios matrimonios titulado 'Juntos en camino, +Q2'. Cada diócesis decide cómo aplicar el documento, disponible en la web de la entidad. La de Segovia lo incluirá en el calendario de 2021 pero no será obligatorio. «Todavía no se ha planteado de esta manera. Se ve como algo deseable». Iceta defendió la castidad, criticó la masturbación y lamentó que la formación al sacerdocio sea de siete años y los contrayentes puedan acreditarse en menos de 20 horas.
La directora del secretariado diferencia entre formación próxima e inmediata. La última es el curso existente, de corta duración. La primera es la ampliación. «Sería lo ideal, lo que tendríamos que hacer y lo que nos estamos planteando poner en marcha. Es para aquellos que han empezando ese itinerario y tienen un proyecto de vida. Se trataría de acompañarles en ese camino hasta discernir si dan el paso definitivo». El curso inmediato serviría de última reflexión, de «empujón final», aunque en la práctica sería prescindible. La idea sería hacerlo como un proceso abierto, sin dar por hecho que acabará en boda y, por tanto, sin fijar el día. «Te puede servir para ver que no quieres casarte. O para hacer ese camino con otro».
Este formato incluiría sesiones quincenales, aunque el calendario sería flexible. Propone, por ejemplo, ir a misa una vez al mes. «La Eucaristía es fundamental en nuestra relación con Cristo. Una pareja que quiere acercarse a la Iglesia tiene que descubrir esa relación en su propia vida». Los docentes tendrán más información antes de dar luz verde al matrimonio. «Con los chicos se establece una relación de confianza. Uno de los grandes problemas que tenemos son los divorcios. Y uno de los principales motivos es que muchos de esos matrimonios no tenían que haberse llevado a cabo. Ni por lo civil ni por la Iglesia. Porque no estaban maduros. Esto supone una formación afectiva, es aprender a madurar».
Iceta defendió la castidad antes del matrimonio, pero muchos contrayentes ya están conviviendo o tienen hijos. Alonso define el concepto. «Saber expresar sinceramente el amor que vivo en cada momento con mi cuerpo. Y el amor tiene unas etapas. La castidad se vive dentro y fuera del matrimonio y significa que el otro no es algo que poseo, sino la persona a la que me entrego». No se exige la ausencia de relaciones, pero sí una «preparación previa» en virtud del sacramento: «El matrimonio significa que yo me doy a ti ahora y para siempre. Y que es la relación sexual tiene sentido en ese momento porque es la entrega de toda la persona para siempre. Muchos han tenido relaciones sexuales. Cada uno ve qué es lo necesario para llegar a ese momento». Por ejemplo, dos contrayentes que vivían juntos decidieron por iniciativa propia irse a vivir con sus padres antes del matrimonio para lo que Alonso define como «redescubrir el noviazgo y llegar con un corazón nuevo».
El documento se opone a la masturbación, un tema que no se trata en los cursos preparatorios actuales. «Si uno de los miembros inicia este tipo de relación consigo mismo, interfiere en la relación con el otro». También a la pornografía. «Es un tema importante, está a la orden del día. Es una práctica que incita a la violencia, al poder y a la posesión de la otra persona».
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Cork busca turistas en el norte de España
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.