Cubillas de Santa Marta: la herencia que resiste al tiempo

El patrimonio histórico y cultural, aquel que más cuesta cuidar, ha resistido al paso del tiempo en Cubillas de Santa Marta. Una localidad con tradición vitivinícola que esconde un rico y valioso legado de fiestas, gastronomía y costumbres.

Si de algo pueden presumir en Cubillas es de festejos. La cita más importante, el 13 de junio, en honor a San Antonio de Padua. El pregón, la chorizada y la misa, antes de la procesión con las dulzainas, son el grueso de su programación, aunque también destaca la rebolada. Un pasacalles en el que los más trasnochadores o madrugadores, acompañados de los dulzaineros, llaman a las casas. La tradición marca que si alguien entra en tu hogar, has de salir a bailar.

La otra fiesta significativa es la del 29 de junio, en honor a San Pedro Apóstol en Vegalatorre. Además el 29 de julio, por Santa Marta –quien da nombre al pueblo– se organiza desde hace tres años la Semana Cultural, con cine de verano, conciertos, teatro, procesión hasta Las Fuentes y ruta al son de la charanga degustando limonadas.

Desde antiguo el tercer miércoles de Cuaresma los vecinos fabrican la Vieja Remolona. Una muñeca de trapo que utilizan los niños para ir de casa en casa pidiendo merienda. En el pasado, cuando la fiesta terminaba, la vieja se quemaba. Durante el recorrido los zagales cantan una canción con versos como «saca huevos de gallina y dinero de ese bolso, chorizos y longaniza, ya se acaba este responso».

Otras celebraciones son San Antón, la Cruz de Mayo, San Isidro Labrador, la Virgen del Carmen, San Roque y el Primer Vino. También se festeja con fervor la Semana Santa y el Corpus. Y no se puede olvidar que Cubillas ha estado, está y estará ligada al rosado de sus vinos y a sus sopas de ajo al horno.

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