La Cistérniga: un pueblo con esencia en constante crecimiento

En constante crecimiento se sitúa junto a Valladolid el municipio de La Cistérniga. Sus casi 10.000 habitantes han visto cómo durante años se han llevado a cabo en el municipio numerosas costumbres que han sabido perdurar en el tiempo.

Otras forman ya parte del recuerdo colectivo, como sucede con la celebración de los quintos. Fiesta grande que rendía tributo a los jóvenes que iban a la mili y querían despedirse de su pueblo. Antiguamente los mozos que entraban en quintas iban a pedir alimentos por las casas que después cocinaban con mimo las madres, para que los jóvenes pasaran una divertida jornada de hermandad. Plantaban el mayo y rompían unos botijos que estaban suspendidos de una cuerda, y en cuyo interior había obsequios para ellos. Lamentablemente, como ha sucedido en cientos de pueblos, esta festividad se dejó de celebrar, aunque justo al estallar la pandemia el municipio de La Cistérniga iba a retomar esta celebración con los nacidos en 2002.

Ahora los vecinos tendrán que esperar a que mejore la situación para recuperar esta señalada costumbre, como lo es la celebración de Las Águedas, el día en que mandan las mujeres. Aunque esta tradición se mantiene en el municipio no se hace con tanta intensidad como hace 30 años, cuando la fiesta podía durar casi cuatro días.

La chocolatada que rinde culto a San Ildefonso el 23 de enero es una fiesta de especial significado para los habitantes de este pueblo. Pese a las bajas temperaturas, los vecinos ignoran el frío para disfrutar entre amigos y familia de una jornada que desde hace décadas homenajea a su patrón con una gran chocolatada popular, acompañada además de los ritmos de una verbena que reúne cada año a cientos de cirrienses en el frontón municipal.

En sus inicios durante este día eran populares las reuniones sociales en casas y bodegas, aunque hoy día se celebra de un modo más humilde y familiar que encanta, sobre todo, a los más pequeños.

La historia popular de La Cistérniga ha contado con varias tradiciones que solo forman parte de la memoria de los vecinos, que recuerdan con cariño aquella romería que celebraba en mayo la cofradía del Cristo del Amparo en la desparecida ermita; la excursión que movía a todo el pueblo el 15 de agosto hasta el puente de hierro de Herrera de Duero para paliar el intenso calor con un chapuzón en el Duero o la merienda popular que reunía a los cirrienses en el Pico del Águila cada Domingo de Resurrección, donde la tortilla de patata y la rosquilla eran protagonistas del menú. Las costumbres evolucionan con el tiempo y La Cistérniga es ejemplo de ello.

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