La industria alimentaria se ha convertido en los últimos años en un baluarte de la economía de Castilla y León, como así evidencian las cifras, que elevan hasta cerca de los 11.000 millones de euros el volumen de negocio que supone este sector.
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Esto significa un incremento en el último ejercicio de más de 619 millones de euros respecto al año anterior, hasta situarse en un volumen de negocio de 10.754 millones de euros.
De esta forma, la industria alimentaria de Castilla y León se consolida como la tercera de mayor relevancia en España al cierre de 2018, tan solo por detrás de Cataluña (29.308 millones de euros de cifra de negocio) y de Andalucía (16.897 millones de euros).
Así se desprende del Informe Anual de la industria alimentaria española en el periodo 2019-2020 publicado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (Mapa) y recogido por Ical.
A nivel nacional, los subsectores más relevantes en cuanto a cifra de negocios son la industria cárnica, con 27.959 millones de euros (22,2 por ciento); la fabricación de bebidas, con 20.327 millones de euros (16,2 por ciento); los productos de alimentación animal, con 14.105 millones de euros (11,2 por ciento); aceites y grasas, con 10.722 millones de euros (8,5 por ciento); y la preparación y conservación de frutas y hortalizas, con 10.328 millones de euros (8,2 por ciento).
Este informe desvela también que el número de trabajadores que encuentran cobijo laboral en este sector en la Comunidad se ha incrementado hasta los 38.414 (el 9,1 por ciento del total nacional), que forman parte de 3.073 empresas, lo que supone un aumento de personal de 1.911 personas, ya que un año antes el sector estaba formado por 36.503 trabajadores.
La mayoría de empresas del sector cuentan con menos de diez trabajadores, una circunstancia que se da en 2.538 (el 10,3 por ciento nacional); en otras 443 el tamaño de la empresa alimentaria contaba con entre diez y 49 empleados; un total de 77 (el nueve por ciento del país) tenían entre 50 y 199 trabajadores en plantilla; y las minoritarias eran las más grandes con entre 200 y 499 trabajadores, que en Castilla y León eran de nueve (un 4,8 por ciento nacional) o las que superan el medio millar de empleados, que eran seis en la Comunidad.
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Por otro lado, a 1 de enero de 2019, la inversión en activos materiales de la industria alimentaria de Castilla y León alcanzaba los 537 millones de euros, también por detrás de Cataluña (893 millones) y Andalucía (606 millones de euros). También en este caso se registra un ligero aumento respecto a un año antes, cuando la inversión en activos materiales fue de 528 millones en la Comunidad.
La presidenta de la Asociación de la Industria Alimentaria de Castilla y León (Vitartis), Beatriz Escudero, se felicitó por que el sector en la Comunidad consolida su tercera posición en el ranking nacional lo que evidencia «su gran fortaleza», así como su aumento en la cifra de negocio. En declaraciones a Ical, Escudero estimó que «lo más relevante» es el incremento en el número de trabajadores con prácticamente la misma cifra de empresas, algo que demuestra la existencia de un tejido empresarial «capilar, sólido, comprometido con la tierra y con un grupo de empresas que van creciendo en tamaño».
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Este dimensionamiento empresarial es importante para la industria alimentaria ya que se trata de un sector en el que predominan sobre todo las micro empresas y las pymes, ya que su mayor tamaño les permitirá ser «más competitivas» y afrontar su salida al exterior «con más solvencia».
También el sector alimentario se está viendo afectado por la pandemia por el COVID-19 y en los últimos meses la industria alimentaria se ha comportad «de manera ejemplar» ya que ha trabajado «con responsabilidad» y para garantizar el abastecimiento de la población. Esto ha llevado a algunas empresas a tener que ampliar su plantilla para atender la demanda creciente, en especial durante los meses del estado de alarma. Por el contrario, otras se han visto afectadas en su actividad, fundamentalmente aquellas directamente relacionadas con el canal Horeca, que han sido víctimas de «un gran parón».
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Ahora, el «debilitamiento general» de la economía regional, con especial incidencia en el sector de la automoción, está abocando a la industria alimentaria a asumir «un papel que trasciende su función», declaró Escudero. Es aquí donde Vitartis se ha marcado el objetivo de conseguir que la industria alimentaria sea percibido tanto por las administraciones como por los ciudadanos como «enseña» de Castilla y León, sentenció.
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