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Viernes, 3 de marzo 2023, 15:52
Castilla y León podría producir hasta 38 teravatios hora (TWh) de biometano al año con el que se podría abastecer la totalidad de la demanda de gas natural de la comunidad (18,6 TWh) y exportar energía al resto del país. Esto es posible porque ... la autonomía dispone de más de la mitad de toda la superficie cultivable de España (más de 5,2 millones de hectáreas) y un potente sector ganadero que explica el «enorme potencial de generación de biometano».
Así lo constata el 'Estudio de la capacidad de producción de biometano en España', elaborado por la Asociación Española del Gas (Sedigas), en colaboración con PwC y la consultora especializada Biovic, con el objetivo de analizar el potencial nacional de este gas renovable y aportar conocimiento que ayude en la definición de sus planes de desarrollo y en la estrategia nacional de descarbonización.
Los cultivos que destacan en Castilla y León son la remolacha azucarera, trigo blando y girasoles, que constituye el 68,6, 47,5 y 43 por ciento, respectivamente, en todo el territorio nacional. Otros cultivos que tienen un peso importante son el maíz, patata y cebada. Esto explica que los residuos generados por estos cultivos supongan el 50 por ciento del potencial de generación de biometano en la región (19 TWh/año).
Tal y como señala el informe, la puesta en marcha de hasta 520 plantas de biometano movilizaría una inversión de más de 10.100 millones de euros, el equivalente a un 18,25 por ciento del PIB. A esta cifra habría que añadir la necesaria para conectar las plantas a las redes de gas ya existentes, que sumaría otros 750 millones de euros. Todo ello generaría 5.156 puestos de trabajo directos y 10.915 indirectos asociados a la operación recurrente de las mismas, además de otros 7.800 directos y 104.000 indirectos en la fase de construcción.
A nivel nacional, el potencial de producción del biometano alcanza los 163 Twh al año, lo que permitiría cubrir alrededor del 45 por ciento de la demanda nacional de gas natural y supondría un ahorro de hasta 4.000 millones de euros en la factura a los consumidores en 2022. «La introducción en el mix energético del biometano es esencial para cumplir los objetivos de descarbonización, facilitar una mayor soberanía energética, reducir la problemática actual en torno a la gestión de residuos, atraer inversión, reducir emisiones en los sectores primarios y ayudar a fijar empleo en las zonas rurales», sostuvo Sedigas.
Los residuos agrícolas y ganaderos, junto a los cultivos intermedios, los que más aportarían al biometano de Castilla y León. Otros sustratos con potencial de generación de biometano son la biomasa forestal residual (siete TWh/año), los residuos provenientes del sector agrario, como la paja de cereales, muy presente en la región (seis TWh/ año), las deyecciones de su gran cabaña ganadera, así como los residuos de su desarrollada industria agroalimentaria, que aportarían cuatro y 0,77 TWh/año, respectivamente.
El informe identifica tres tipos de instalaciones con potencial de implementación en la región: 271 plantas de obtención de biometano a partir de residuos agroalimentarios, ganaderos, agrícolas y lodos de EDAR (estación depuradora de aguas residuales); otras 215 que utilicen como sustrato los residuos generados por los cultivos intermedios; y 34 instalaciones a partir de la gasificación de la biomasa forestal residual.
En Burgos y Valladolid se concentraría el mayor potencial de producción de biometano con 1,8 Twh al año en ambas provincias. Esto se debe a que ambas disponen de grandes cantidades de residuos vegetales, cuyo potencial de generación de biometano es mayor que otros residuos.
En Salamanca y Segovia, donde se concentran más residuos procedentes de la industria ganadera, el potencial de producción de biometano suma 1,4 y 1,2 Twh al año, respectivamente. Zamora, por otra parte, es la provincia que mayor número de plantas de biometano procedente de cultivos intermedios podría albergar, con hasta 46 instalaciones.
De las seis instalaciones operativas de producción de biometano en España, Castilla y León cuenta con una, el proyecto UNUE, ubicado en Villalonquéjar (Burgos).
Este ha sido impulsado por Enagás Renovable junto con Suma Capital y tiene como objetivo producir e inyectar aproximadamente 20 gigavatios por hora anuales de biometano en la red gasista, lo que supone un impacto medioambiental positivo en la gestión de residuos y, al mismo tiempo, una reducción anual de emisiones de 4.500 toneladas de CO2 equivalentes.
En palabras del presidente de Sedigas, Joan Batalla, los resultados de este informe ponen de manifiesto la «oportunidad de Castilla y León para liderar la apuesta española por el biometano, una solución verde y eficiente en costes para avanzar en la descarbonización». «No hay que olvidar que su desarrollo está íntimamente ligado al mundo rural, ya que los residuos ganaderos y agrícolas son una de las principales materias primas para su producción, por lo que su despliegue aportaría mayor riqueza a la economía regional», aseguró.
Aun así, una vez cuantificado el potencial de Castilla y León en la producción de biometano, su despliegue depende de la superación de una «serie de barreras». Desde Sedigas consideran que existen dos principales retos a abordar: por una parte, la necesidad de «impulsar y facilitar», a través de incentivos, la interconexión de las potenciales plantas a la red gasista ya que, debido a la amplia extensión de la Comunidad, «la red de gas no abarca una gran parte del territorio». Por otra parte, las administraciones «deberían priorizar la valoración energética de los residuos agrarios para la producción de energía renovable frente a otro tipo de valorizaciones».
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