Baltanás: un eterno agradecimiento a la Virgen de Revilla
ESPECIAL MUNICIPALISMO. EL PATRIMONIO INMATERIAL DE CASTILLA Y LEÓN ·
La localidad celebra cada 9 de mayo la fiesta de San Gregorio para recordar que en este día en el siglo XVII finalizó, gracias a la intercesión de su patrona, una terrible plaga que asolaba las cosechas del pueblo
EL NORTE
Baltanás
Sábado, 8 de mayo 2021, 10:09
El día 9 de mayo se celebra en Baltanás la fiesta de San Gregorio. Es una tradición que se repite cada año para recordar que el pueblo quedó libre de una terrible plaga de langosta por intercesión de la Virgen de Revilla a quien se llevaba en procesión. El lugar en el que la plaga desapareció y el día en que sucedió, se convirtió para siempre en lugar de encuentro y de celebración.
MARÍA JOSÉ DE LA FUENTE FOMBELLIDA. ALCALDESA DE BALTANÁS
La festividad de San Gregorio es una romería que permanece y se transmite de generación en generación y que configura una de las tradiciones más sentidas y celebradas por los baltanasiegos, estén donde estén ese día.
Un día que en Baltanás hace acudir a la iglesia a los vecinos y la corporación municipal para tomar la imagen del Santo y llevarla en procesión hasta la campera donde se sitúa la ermita de San Gregorio. Son algo más de tres kilómetros que se recorren cantando y al son de la dulzaina, para llegar alrededor del mediodía y celebrar la misa, al aire libre.
Las peñas, las cuadrillas, los amigos, van ocupando su espacio en la campera para empezar, la comida que ya está preparada
Cuando acaba la eucaristía baila el grupo de danzas y después se acude al reparto de queso y aceitunas, acompañado de vino de la tierra y agua para los más pequeños, momento promovido por el Ayuntamiento que congrega a vecinos y visitantes, y que invita a la charla y el contacto entre los asistentes.
Las peñas, las cuadrillas, los amigos, van ocupando su espacio en la campera, donde antes han instalado toldos, lonas y otros elementos que algunos años sirven para protegerse del sol y otros de la lluvia. Bajo esos toldos se extiende la camaradería, la invitación a probar las viandas que se preparan con esmero y abundancia. Ahí está la matanza, los caracoles, aperitivos y como no la tortilla, emblema de esta fiesta.
La tortilla, de toda clase de ingredientes, pero tortilla, esa que consumen los baltanasiegos estén donde estén ese día. Después de la comida la sobremesa y la música, una pequeña verbena que invita al baile donde de nuevo se mezclan los grupos de amigos, los niños y los mayores que también estos últimos años han podido disfrutar de paseos en burro por la campera, de chucherías y helados, pero sobre todo de un ambiente alegre, de convivencia en cercanía, de fiesta en el más amplio sentido de la palabra. Y así se continúa en la campera hasta que anochece y se vuelve al pueblo, a rematar la fiesta, deseosos de que no acabe pero deseando que vuelva al año que viene.
FIESTAS Y TRADICIÓN
Rogativa
En 1629 los baltanasiegos organizaron una rogativa para pedirle a la Virgen de Revilla que terminara con la horrible plaga de langosta que asolaba las cosechas del pueblo.
Tradiciones
Cuando acaba la eucaristía baila el grupo de danzas y después se acude al reparto de queso y aceitunas, acompañado de vino de la tierra.
Gastronomía
Tras la misa y la procesión, los vecinos se reúnen para comer. Allí se pueden encontrar los productos de la matanza, los caracoles y, como no, la tortilla, emblema de la fiesta y que nunca falta en las mesas durante estos días.
Destaca
Esta fiesta ha pasado de generación en generación en Baltanás y configura una de las tradiciones más sentidas y celebradas por los baltanasiegos estén donde estén.
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