No quiere hablar de «plan b» sino de «parchear» la situación de dispersión de sedes judiciales en Valladolid hasta en tanto cuaje de una vez por todas la Ciudad de la Justicia, que parece que no está en un horizonte próximo, a tenor de las ... previsiones del Ministerio de Justicia, que no tiene el proyecto entre sus prioridades. «Es afrontar las necesidades que se tienen y no admiten espera hasta que el proyecto se haga realidad».
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El magistrado Javier Carranza, que acaba de asumir sus funciones como nuevo presidente de la Audiencia de Valladolid, prefiere rebautizar el proyecto del Campus o Ciudad de la Justicia como «Plaza de la Justicia», subraya, para acabar con «la carga negativa» que, a su juicio, tienen las anteriores denominaciones utilizadas en los últimos 16 años para reivindicar un espacio único para todas las sedes judiciales de la capital vallisoletana, que es la de mayor número de juzgados y asuntos de toda Castilla y León, con siete sedes salpicadas por toda la ciudad. El magistrado Carranza avanzó que las negociaciones con el Colegio de Procuradores, que comparten pared con pared con los juzgados de la calle Angustias, están muy avanzadas «para alquilar o comprar este espacio, de unos 500 metros cuadrados», explicó Carranza.
La idea es poder trasladar allí los servicios judiciales más lejanos, como la jurisdicción de menores (Juzgado y Fiscalía), ubicada en la calle Gamazo, y ubicar físicamente el juzgado de guardia, con un espacio digno para las víctimas. Hasta ahora, los juzgados que asumen la guardia semanal lo hacen en sus propias dependencias dentro del edificio de Angustias. Si las negociaciones con los procuradores van a buen puerto en los próximos días, y contando con el visto bueno del Ministerio, tras unas obras de pequeña entidad se podrían ubicar allí ambos servicios.
En su agenda inmediata también está, avanzó, tender puentes entre los jueces de instancia e instrucción y los magistrados de apelación, con el fin de que las sentencias y resoluciones, «preservando siempre el principio de independencia de los jueces», matizó, «no tengan fallos de contradicciones, con el fin de que la seguridad jurídica que se alcance sea máxima.
«El juez de instancia es el primero que se enfrenta al problema, el que le pone imaginación jurídica y es enriquecedor para el de apelación, que está más alejado de la realidad pero es quien pone el aspecto reflexivo, por eso es importante mantener relaciones periódicas y un sistema de 'alertas' preventivo para afrontar las grandes resoluciones y no decir cosas distintas».
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