Cándido López lucía el medallón de Mesonero Mayor de Castilla cuando cortaba los cochinillos con el borde de un plato, antes de que sus clientes disfrutaran el afamado lechón asado segoviano. También cuando recibía a alguna de las muchísimas personalidades que visitaban el restaurante de la plaza del Azoguejo. Pero el medallón, que estaba expuesto en una vitrina del restaurante, ha desaparecido. Los ladrones aprovecharon la fiesta de Nochevieja, cuando el mesón cierra a las seis de la tarde, antes que cualquier otro día, para entrar en el establecimiento y llevarse la pieza, que al valor económico une el de carácter sentimental que es incalculable, aunque no es el original.
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Es un medallón vistoso, con bordados y dorado, que se colgaba el hostelero como insignia de su categoría, ganada con trabajo y tesón en el establecimiento centenario que abrió al público en 1905. Hoy día el título de mesonero Mayor de Castilla lo posee su hijo Alberto Cándido, que sigue al frente del mesón, activo y sin jubilarse con 86 años, y lo ostentará su nieto Cándido, que continúa recibiendo a los visitantes igual que hacía su abuelo mientras se ocupa de los menús.
El nieto y fuentes cercanas a la investigación del suceso han confirmado el robo. Aunque prefiere no dar detalles, Cándido López califica el episodio, ocurrido probablemente durante la madrugada del 1 de enero, de «pifia», pues la faena les ha supuesto un disgusto a la familia y a los empleados del establecimiento y, sin embargo, los autores del desaguisado no han causado daños reseñables en el restaurante.
La Policía investiga el robo. Además del medallón histórico, los ladrones se han llevado una pequeña cantidad de dinero que había en las cajas «para cambios», según ha precisado Cándido López. Fuentes de la investigación también señalan que en el mesón han echado en falta algunas botellas de vino de marcas reconocidas. Y poco más.
Repleto de cuadros, fotografías históricas, objetos y recuerdos acumulados durante 115 años, el Mesón de Cándido es una golosina para los cacos. Por fortuna, el collar de Mesonero Mayor de Castilla tiene un ejemplar gemelo que la familia guarda y conserva, y otros medallones que representan otros títulos y que Alberto Cándido y su hijo también utilizan para trinchar los cochinillos y recibir a la clientela.
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El episodio no está cerrado. La Policía Nacional sigue sus pesquisas y está tras la pista del medallón de Mesonero Mayor de Castilla.
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