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Antonio Gutiérrez, al frente de la manifestación del 1 de mayo de 1978 en Valladolid.
Los sindicalistas que nacieron entre católicos y comunistas

Los sindicalistas que nacieron entre católicos y comunistas

La primera ejecutiva regional de CCOO, elegida en junio de 1978, heredaba la lucha antifranquista iniciada en 1962 por los mineros de León

Enrique Berzal

Sábado, 28 de enero 2017, 13:42

Cuando en junio de 1978 el leonés Javier Fernández González, ferroviario de profesión y comunista de militancia, era elegido en Valladolid primer secretario regional de Comisiones Obreras, el sindicato no era, ni mucho menos, un desconocido en el panorama laboral de Castilla y León. Al igual que en el conjunto de la nación, Fernández heredaba la tenaz, y a menudo heroica, lucha obrera de los años 50 y 60, cuando cristianos, comunistas y trabajadores sin filiación política expresa decidieron utilizar los resortes legales de la dictadura franquista para establecer nuevas plataformas asociativas y socavar desde dentro la estructura sindical oficial.

La escalada huelguística iniciada en 1962 en las minas de Asturias incentivó el proceso de entrada de estos activistas en el sindicato vertical, potenció los contactos entre comunistas y católicos en las empresas y motivó la decisión de estos últimos de aunar la actividad propiamente sindical con la puesta en marcha de nuevas plataformas clandestinas, alternativas al sindicato oficial.

El primer núcleo de Comisiones Obreras de la región nació en León, precisamente a raíz de la huelga minera de 1962. Impulsado por el Partido Comunista -sobre todo por los activistas «Jaime», Casiano García Nicolás, Ángel Villa, Víctor Bayón, Antonio López Larín, Benjamín Rubio y Gerardo García Pertejo, dos años después se establecieron en RENFE y en 1966 ya contaban con una Coordinadora Provincial: «En 1962 tuvimos la primera reunión en el río Bernesga, para la creación de Comisiones Obreras en la provincia: Jaime y cuatro camaradas. Saturnino, un minero de Villablino; Casiano (a) Quintana, por RENFE; yo por el sector de la construcción y un cuarto camarada del Bierzo y cuyo nombre no recuerdo», señalaba López Narín en el primer número (2006) de la revista Resistencia. Más tarde, en 1968, el mismo López Narín ponía en marcha CCOO en la construcción leonesa, como han escrito Juan Carlos del Pozo y Francisco Carantoña.

En Burgos fueron comunistas y miembros de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) quienes en 1967 crearon, clandestinamente, la primera Comisión Obrera provincial: «El presidente de la HOAC de Burgos, que asistió a la reunión, tomó mucho interés en la cuestión de las CCOO (...) [y] se comprometió ante nuestros camaradas a presentarles a otros miembros de la HOAC que estarían interesados en la formación de las CCOO y en la lucha contra los Sindicatos Verticales», escribía el representante comunista burgalés, Francisco Ubierna, a la dirección exiliada del PCE. Según Ubierna, aquella primera Comisión Obrera estaba formada por 40 ó 50 miembros -la mayoría de HOAC-, militantes del PCE y obreros independientes.Las CCOO de Valladolid, por su parte, nacieron a finales de la década de los 60 a raíz de una amplia y plural reunión celebrada en la iglesia de San Pablo. En ello venía trabajando el reducido núcleo de comunistas represalia¬dos compuesto por Benedicto de Blas, Armando del Tío Franco, Santiago Rubio, Andrés Medina y Francisco Rodríguez, acompañados del trabajador de Pegaso, Caracena, el único que no militaba en el PCE. Después de numerosas reuniones y gracias a la cobertura del clero más comprometido -en especial de los dominicos de San Pablo y del prior Carmelo García-, en 1969 se ponían en marcha de manera oficial. Aquí estuvieron, además de los comunistas, miembros de organizaciones apostólicas como Juventud Obrera Católica, Vanguardia Obrera y HOAC, obreros independientes y algún que otro estudiante.

Junto a las huelgas mineras de 1962, miembros de CCOO se significaron en el conflicto de la Textil Leonesa (TILSA), en 1969, y en junio de ese mismo año en la factoría de Valladolid SAVA, que desembocó el cierre de la factoría entre los días 17 y 19.

Conflictos

La década siguiente traerá como novedad la incorporación de las tierras castellanas y leonesas a la cada vez más politizada y extendida conflictividad obrera en España. Ahora, los conflictos más importantes se suceden en la minería (Villablino, Fabero), Renfe y TILSA en León, en FASA y la Construcción en Valladolid, y en Maga, Firestone y Montefibre Hispania en la provincia burgalesa. En todos, confluyeron las principales fuerzas sindicales de oposición, aunque enfrentadas en la estrategia: mientras CCOO seguía empleando los cargos del sindicato vertical para potenciar el movimiento, UGT y otras plataformas más radicales oponían las asambleas de fábrica.

Uno de los hitos fundamentales para el desarrollo organizativo de CCOO en Castilla y León fue la llegada a Valladolid, en marzo de 1974, de Antonio Gutiérrez Vegara, futuro secretario general de CCOO a nivel nacional que desde 1966 militaba en el Partido Comunista. Además de trabajar en Maggi y Michelín, Gutiérrez se encargó de extender el movimiento de CCOO a toda la región. Fue él, precisamente, quien coordinó en Castilla y León las Comisiones antes de la legalidad y de los Congresos. CCOO fue la primera fuerza sindical en emprender el camino regional: como informaba El Norte de Castilla el 20 de junio de 1978, el «Primer Congreso Regional de CCOO de Castilla la Vieja», celebrado dos días antes con presencia de 24 delegados de todas las provincias castellanas y leonesas salvo León (ésta se incorporaría en 1981), en representación de 51.600 afiliados, eligió primer secretario regional al ferroviario leonés Javier Fernández González, después de imponerse a a Eduardo Cornejo, representante del sector izquierdista.

El objetivo de Fernández era «orientar globalmente la política sindical de la región, tratando de incorporar a CC.OO. a la dinámica autonómica que estamos viviendo». En la primera ejecutiva regional, conformada un mes más tarde, le acompañaban Pedro Aragón como responsable de organización; Jaime Bueno, de Acción Sindical y Negociación Colectiva; Ángel Cantero, de Segovia; Ángel Cristóbal, Guillermo Díez, José de la Fuente, como responsable de Finanzas; Antonio Gutiérrez; José Herrera, de Zamora; Anabel Sánchez, de Soria, como responsable de la Secretaría de la Mujer; Eloy Míguez, de Salamanca; Félix Peñalva, Javier Presa, como responsable de información y publicaciones; Joaquín Puertas Barrigó, de relaciones políticas y unitarias; Francisco Ubierna, de Burgos y Benito del Val, como responsable de formación.

Junto a la construcción de la autonomía, los principales retos de Fernández fueron, como es natural, el empleo, los salarios y los convenios. Al frente del sindicato durante 22 años, en junio de 2000 fue reemplazado por el vallisoletano Jesús Pereda Alquegui, celador de profesión que en 1982 había resultado elegido secretario provincial de Valladolid, y que en 1988 había entrado en la ejecutiva como secretario de Organización. En noviembre de 2001, Pereda, junto a su colega de UGT Fermín Carnero, el responsable de CECALE José Elías Fernández Lobato, y Juan Vicente Herrera, recién llegado a la presidencia de la Junta, protagonizaba la primera foto del Diálogo Social de Castilla y León.

En esos momentos, CCOO contaba con cerca de 42.000 afiliados en la región, cifra a la que se sumarían 8.000 más en 2004. Un año antes, el triste fallecimiento de Pereda hizo que fuera reemplazado por el actual secretario regional, Ángel Hernández, que entonces ocupaba la responsabilidad de Empleo y Formación. Confirmado en 2004 con el 81 % de los sufragios, el próximo 3 de junio, Hernández será relevado de su responsabilidad. Actualmente, Comisiones cuenta con cerca de 60.000 afiliados en Castilla y León, y, al igual que UGT, se ha visto precisada a acometer un duro ajuste interno, a base de fusiones, que prácticamente ha reducido a la mitad el número de Federaciones.

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