Una mala decisión
Eloy de la Pisa
Martes, 20 de diciembre 2016, 18:16
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Eloy de la Pisa
Martes, 20 de diciembre 2016, 18:16
El asunto este de los topillos y su manera de combatirles es un problema con mala solución. En especial para la Junta y su consejera de Agricultura, Milagros Marcos. Quieras que no, hagas lo que hagas, vas a tener a gente en contra: o ecologistas ... o agricultores. Es lo que tiene gobernar, que hay que decidir.
Lo que parece claro es que el asunto de las plagas de topillos no se limita a veneno sí-veneno no. Es más complejo. Bastante más. Porque, de entrada, es necesario saber las razones de la proliferación de las poblaciones de topillos. Estudios de todo tipo hay. Y válidos todos. Los hay que atribuyen la sobrepoblaciones a cuestiones climáticas; para otros se debe al cambio de las costumbres de los agricultores en lo que a trabajar la tierra se refiere. Es probable que todos tengan razón y que la causa no sea una, sino varias.
Sea como fuere, es una realidad que hay una plaga que afecta al bolsillo de los agricultores. Y eso no debe mirarse con ojos parsimoniosos. Pero, a la vez, parece una solución chusca y poco ecológica verter veneno en las tierras. Porque colocar ponzoña contra estos roedores significa atentar contra numerosas especies que o se alimentan de ellos o, directamente, lo consumen. Y el ejemplo lo tenemos en las liebres, cuya población se vio diezmada muy significativamente la última vez que se autorizó el vertido de veneno contra los topillos.
El veneno soluciona el problema de los topillos, pero crea otros muchos. Y aunque sea una medicina eficaz, sus efectos secundarios son muy graves para el medio ambiente y la fauna.
¿Qué hacemos entonces?
Volver a las costumbres agrícolas de toda la vida: meter el arado profundo, dar más de una vuelta a la tierra y obligar a los roedores a dispersarse para salvar su vida. Y si no están concentrados no serán plaga. Topillos habrá siempre, y son necesarios, pero controlados.
Indudablemente, es más barato y rápido el veneno que dar una y otra vez la vuelta a la tierra o preocuparse de ir con el tanque buscando las huras en las alfalfas para inundarlas y ahogar a los topillos. Pero es lo que hay. Si hay que arbitrar ayudas para compensar, se arbitran. Nadie va a escandalizarse por ello. Pero envenenar el campo no, por favor.
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