Ricardo Rábade
Sábado, 12 de noviembre 2016, 07:40
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La cárcel es el destino compartido e inmediato de los presuntos asesinos de cuatro de los cinco casos de violencia machista con resultado de muerte este año en Castilla y León. El quinto se quitó la vida. En estos delitos lo más habitual es que terminen entregándose y confesando o, en cualquier caso, son detenidos por la policía y puestos a disposición judicial. Prisión preventiva siempre y, después, llega la investigación de los hechos y el juicio que determinará su destino definitivo. Además, la comunidad registra cada año más de cuatro mil denuncias por agresiones machistas y son muy pocos, en torno al medio centenar, los hombres que se someten cada año a tratamiento psicológico a través del Programa Fénix. Este es ya uno de los años más negros para la región.
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