Imagen de unos niños en un patio de colegio.

Más de 1.400 menores reciben apoyo de las Cáritas de Castilla y León durante el confinamiento

La sustitución de las clases presenciales por las virtuales pone de relieve una brecha digital y social que la entidad de la Iglesia trata de paliar con más de 6.200 intervenciones

leonoticias

Sábado, 9 de mayo 2020, 11:46

El cierre de los centros escolares de la región por el estado de alarma no ha significado lo mismo para todos los estudiantes. Si las clases y deberes a través de internet han supuesto un reto para profesores, padres y alumnos, en el caso de ... las familias más vulnerables éste ha sido aún mayor.

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Las once diócesis de la comunidad (Astorga, Ávila, Burgos, Ciudad Rodrigo, León, Osma-Soria, Palencia, Salamanca, Segovia, Valladolid y Zamora) han atendido desde el 16 de marzo a más de 1400 menores y jóvenes mediante seguimientos individualizados. Aunque en el 80% de los casos la atención ha sido telefónica, también se ha acompañado presencialmente en situaciones familiares para facilitar material escolar y apoyos educativos. Otra de las áreas de trabajo de los programas de Infancia de Cáritas en Castilla y León ha sido la coordinación con los centros escolares, facilitando la comunicación y seguimiento, con los que también se desarrolla un trabajo conjunto en circunstancias ordinarias.

Entre las intervenciones más frecuentes se encuentra la preparación de materiales. En muchos casos, las familias a las que se atiende carecen de equipos informáticos o conexión a internet, o bien tienen que compartirlo entre varias personas. En este caso, desde los centros de atención a la infancia se imprimen y reparten las tareas, para hacérselo llegar a los menores facilitando la comunicación directa con los colegios. Una vez adoptadas medidas para disminuir la llamada «brecha digital» (desigualdad en el acceso a las nuevas tecnologías), como la compra de tarjetas SIM, desde Cáritas también se ha intermediado para que sus participantes tengan acceso a ellas. En este sentido, también se ha agravado la desigualdad educativa en aquellos casos en los que los padres carecen de preparación, de recursos o de tiempo para ayudar a sus hijos con las tareas, especialmente grave cuando en ocasiones desconocen el idioma, o no pueden conciliar el trabajo con las exigencias familiares o carecen de una red de apoyo que les respalde.

Por tipología de la intervención, han tenido un peso relevante las dedicadas a ofrecer apoyo psicológico –tanto a los menores como a sus padres-, con varias llamadas telefónicas semanales, con las que se trata de reducir el impacto emocional del aislamiento y reconducir los posibles conflictos familiares. En el caso de los estudiantes que se encontraban preparando las pruebas libres de acceso a la ESO se han ofrecido clases vía telemática.

Las familias con hijos, especialmente las monoparentales y las numerosas, son uno de los colectivos más proclives a caer en situaciones de pobreza, tal y como ha denunciado Cáritas en numerosas ocasiones, la última de ellas en el VIII Informe FOESSA publicado el pasado año. En el mismo sentido, desde esta institución se recuerdan las palabras del Papa Francisco, que en enero publicó un libro titulado Los niños son esperanza: «Cada vez que un niño es abandonado y un anciano marginado, se realiza no sólo un acto de injusticia, sino que se ratifica también el fracaso de esa sociedad».

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