Pasado y presente se funden en la nueva exposición del Museo Arqueológico de Cacabelos

El autor pinta la naturaleza, en la naturaleza, embebido en el salvaje Río y en el silencio personal. Utiliza como soporte la piedra rodada, pretallada, un lienzo llegado desde la eternidad de la montaña, entregado generosamente por el río pretérito. Busca el color entre las piedras, su paleta de colores reposa en el río. Toda su obra nace de una meditación con el flujo del agua y, al igual que sus referencias prehistóricas, sus petrografías se caracterizan por sus líneas elegantes, colorido sutil, perspectiva precisa y una sensación física de volumen, delicada y sinuosa.