La minería de carbón, dos años de un adiós que dejó al Bierzo en busca de futuro

Hace dos años que la comarca del Bierzo se vio obligada a dar carpetazo al que durante un siglo fue su principal motor económico. Detrás de las puertas del pozo Salgueiro, la última explotación minera con actividad, quedaron historias, quedaron pérdidas, quedó un duro trabajo, pero sobre todo quedó un modo de vida que poco a poco, y con una pandemia de por medio, ha ido diluyéndose.

La minería del carbón fue seña de identidad de nuestro territorio, sus trabajadores se llegaron a contar por miles, muchos bercianos, muchos lacianiegos, pero también de otros rincones de España y de otros países que vieron en este sector una oportunidad de futuro.

Año y tras año, gobierno tras gobierno, decisión tras decisión, el 16 de noviembre de 2018 se cerró la última mina de interior del Bierzo, el pozo Salgueiro, en el municipio de Torre del Bierzo, y nos dejó huérfanos de futuro.

El 16 de noviembre es un día marcado en negro en el calendario, pero para el presidente del Consejo Comarcal, Gerardo Álvarez Courel, era algo que se veía venir,. «En noviembre de 2018 se cerró la última mina pero realmente venían cerrándose todas», aseguró recordando que el Gobierno del PP en el año 2013 remitió un documento a Bruselas «en el que las ayudas que daban a las explotaciones mineras eran ayudas al cierre, con el compromiso de que si no se daba ese cierre tenían que devolver las ayudas, luego está claro que las minas estaban abocadas al cierre».

Ese cierre fue para la comarca «no la puntilla porque seguimos vivos» pero sí algo «muy gravoso» para su economía, puesto que ya venía arrastrando las consecuencias de la crisis de 2008. Y las ayudas a las transición justa comprometidas para no dejar a la cuenca minera del Bierzo sumida en el más oscuro ostracismo parece que se han encontrado en el camino con dos elecciones generales y con una pandemia mundial «que hacen que focalicemos las decisiones en una circunstancia diferente a la que debería».

Por ello Álvarez Courel confía en que con los próximos Presupuestos Generales del Estado, que incluyen una importante partida para Ciuden, y los convenios de transición justa, «que creo que están próximos a firmarse», se pueda empezar a trabajar «para ver la luz al final de túnel porque está claro que hasta la fecha alternativas al cierre de las explotaciones mineras ha habido pocas».

El presidente comarcal también cree que tanto la Junta como el Gobierno central tienen que «ponerse las pilas» para invertir en el Bierzo. «Hemos visto que en otras zonas, y me voy al polígono industrial de Villadangos, cuando han querido lo han hecho, se han puesto de acuerdo las dos administraciones y están aunando esfuerzos para que se pueda mitigar la pérdida de una empresa como fue el caso de Vestas. Pues ahora en el Bierzo, que no hemos tenido una sino varias empresas que se han ido al garete por el cierre de las explotaciones mineras, yo creo que es el momento ya de que se invierta en la comarca», asegura.

Pero hace dos años no solo cerró la última mina de interior, también lo hizo el cielo abierto de Fabero, la Gran Corta, el «único pilar económico que teníamos», según explica su alcaldesa, Mari Paz Martínez. Un cierre que llevó a esta localidad berciana a perder población y, con ella, trabajadores cualificados que han tenido que ir a «buscarse el pan» a otros países.

Dos años que para Martínez han sido «extraños, angustiosos» y en los que al nombre de «transición justa le sobra lo de justa, vale con transición». En ese sentido, el municipio está a la espera de conocer los planes de Tragsa para la restauración del cielo abierto, un proyecto que tenía que haber presentado a finales de septiembre ante el Ministerio de Transición y que la regidora cree que no cumplió con ese plazo. Lo que sí tiene claro es que ni las Juntas Vecinales ni el Ayuntamiento conocen nada de ese proyecto, por lo tanto, no saben si se han tenido en cuenta sus peticiones. «Nos negamos a que solo sea restauración», indica la alcaldesa de Fabero.

Pero esta cuenca berciana tiene que reinventarse. En ello está y será el primer Patrimonio Industrial Minero, todo un hito y un impulso para el turismo, «aunque no es suficiente». «Necesitamos asentar población», señala Mari Paz Martínez y para ello considera que tienen que atraer empresas y trabajadores, «no hace falta que tengamos dos mil como llegamos a tener, ni 500 como tuvimos en la última fase, con 50 ya nos conformábamos». De este modo, esta misma mañana han remitido al Gobierno una carta en la que le trasmiten «la necesidad de contar con alguna empresa del sector de las nuevas tecnologías, nosotros cediendo instalaciones con un convenio muy interesante». La regidora quiere que el Gobierno sepa «que en el medio rural tenemos medios» pero necesitan que les echen una mano para no dejar pasar otros dos años e intentar labrarse un futuro.