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La historia de Vicenta es una historia con final feliz. Tras meses y meses en los que las mantas que cubrían su cama eran el único refugio caliente en el que resguardarse, la nueva estufa que ya caldea la pequeña casa de Vicenta se ha convertido en su mejor aliada contra el frío. Un pequeño brasero que hace apenas una semana llegaba a Fabero y que ha supuesto un auténtico cambio en el día a día de esta vecina de casi 70 años que lleva desde marzo sin calefacción.
Su 'hada madrina' ha sido la Cruz Roja, que tras estudiar el caso de Vicenta Jiménez puso todos los mecanismo en marcha para darle una solución. «Nos enteramos de la situación de Vicenta por casualidad», confiesa Jessica Rodríguez, presidenta de la Asamblea de la organización en Fabero, que explica que la mujer es usuaria de la ONG desde hace tiempo. «En navidad Aníbal, uno de los voluntarios, fue a llevarle comida y ella comentó algo del frío que pasaba. Tirando del hilo nos contó que llevaba desde marzo sin calefacción».
Desde entonces, los voluntarios removieron cielo y tierra para conseguir una solución para Vicenta. Así, y a través del proyecto 'siempre responde' financiado por Naturgy para ayudar a personas que sufren pobreza energética, la tan ansiada estufa llegó al hogar de Vicenta. «No paraba de llorar y de agradecernos el brasero», recuerda emocionada Jessica, emoción que todavía siente Vicenta cuando mira el calentador «gracias a la ayuda de todos los voluntarios de la Cruz Roja».
«Hasta ahora me pasaba en la cama hasta las tres de la tarde con siete mantas encima porque era la única manera de estar caliente», cuenta a leonoticias esta faberense, mientras recuerda el frío que ha pasado estos meses de intenso invierno.
Y es que la situación de Vicenta dista de ser la ideal. Vive en la casa que le dejaron sus padres, un hogar «que está muy viejito y estropeado pero que al menos es un techo bajo el que estar» y recibe únicamente una paga no contributiva de 395 euros mensuales que le permiten pagar los gastos de la casa, pero que no le da para llenar los depósitos y poner en marcha la calefacción.
Una situación de pobreza energética que «por desgracia seguro que sufren muchas otras personas pero que, por miedo, por vergüenza o porque creen que no van a recibir ayuda no se atreven a contar», apunta Jessica Rodríguez, que asegura que respiró aliviada cuando vio la estufa instalada y funcionando. «Al día siguiente de estar en marcha Vicenta me dijo que había dormido en la gloria, y de verdad que para todos los voluntarios eso ha sido un verdadero alivio».
«Yo creo que aguantará todo el tiempo del mundo porque la voy a cuidar muy muy bien y me hacía mucha falta», se despide Vicenta, que ya disfruta de un pequeño brasero para caldear su casita.
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José A. González y Álex Sánchez
Clara Alba y José A. González
Juan Cano, Sara I. Belled y Clara Privé
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