![Javier Martínez Corral, en el Kalapattar.](https://s3.ppllstatics.com/leonoticias/www/multimedia/201711/29/media/cortadas/20-kfSD-U50243511207vRE-624x385@Leonoticias.jpeg)
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DANI GONZÁLEZ
León
Domingo, 3 de diciembre 2017, 18:43
Esto es un berciano, un vasco afincado en Canarias, cinco madrileños y cinco catalanes. Parece el inicio de un chiste, pero es el comienzo de una historia más seria, que aúna deporte, aventura, valentía, solidaridad y generosidad. Y, quizá, un punto de locura.
El leonés Javier Martínez Corral, natural de Toreno, ha sido el 'instigador' y líder de una expedición española que ha atravesado en valle del Khumbu, en Nepal, hasta llegar al Kalapattar, un pico desde el que se puede ver en toda su majestuosidad el Everest.
Pero no ha sido una aventura normal. Era una excusa, una justificación para ayudar a Nepal un país que, casi tres años después de sufrir uno de los peores terremotos que se recuerda, todavía trata de recuperarse de aquel seísmo.
Con ese objetivo, catorce personas lideradas por Martínez Corral emprendieron un viaje desde Katmandú, capital nepalí, el 5 de noviembre. En esta ciudad entregaron la ayuda, que constaba de una ayuda económica y material para un campamento médico (papillas, inyectables, medicamentos...) a través de la ONG 'Hugging Nepal'. Explicaron su labor y tomaron un vuelo interior para adentrarse en el valle del Khumbu.
Allí, y siguiendo los consejos por Whilly Usaola, que ha sido guía y cámara de Jesús Calleja en multitud de aventuras del leonés en el Himalaya, comenzaron la aventura. Todo fue paulatino, para acostumbrar al cuerpo a la altitud. «Con 3.000 metros de altitud, las sensaciones son extrañas. Con 4.000, el cuerpo ya es de la montaña. No me quiero imaginar que pasará a 7.000», explica el berciano.
Así fue como vivieron una experiencia «increíble», llegando a divisar el Everest, algo que consiguieron todos menos dos aventureros, con mal de altura. «Fue mágico, todo era de postal», explica Martínez.
Pero no sería tan sencillo. La vida en el valle del Khumbu es muy dura ya que, según explica el aventurero leonés. «Para transportar mercancías, solo pueden hacerlo de dos manera: o cargando con ello, o en yak», señala el berciano.
Y esto explica la anécdota de su regreso del Kalapattar. Uno de los integrantes de la expedición se torció un tobillo y le impedía caminar. Solo había dos maneras de evacuarlo: en yak o en helicóptero. La primera opción se descartó porque el dolor le impedía apoyar el pie en el estribo, lo que obligó al uso del helicóptero.
Pese a todo, el 20 de noviembre finalizaron la aventura y el 23 aterrizaron en España. Una aventura diferente, solidaria, que entremezcla la generosidad y el deporte después de una genial ocurrencia de un montañero natural de Toreno.
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