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Con la demolición de las dos torres de refrigeración y la chimenea G3 de la central térmica de Compostilla II se cierra un ciclo. Es la destrucción de un símbolo. Este jueves 31 de agosto, El Bierzo deja atrás su pasado minero para dar paso a un futuro que, de momento, es muy incierto.
Dejar de ver la central térmica de Compostilla II no deja de ser un adiós a una forma de vida que ya se fue hace tiempo, pero como en todo acto despedida la nostalgia y la tristeza sale a relucir aunque sea una muerte anunciada.
Por eso cientos de bercianos no quisieron perder la ocasión de ver como una parte de la historia de El Bierzo se desvanecía en pedazos. «Esto supone un cambio en la forma de vida que hemos tenido», ha resumido Mercedes que, como si de una excursión se tratara, ha venido desde Ponferrada.
Entre el morbo y la lamentación las historias entorno a esta cimentación salían a relucir antes de la cuenta atrás. «Esta central ya estaba construida antes de que nacieran nuestros padres, ha trabajado más de la mitad del pueblo aquí, no verla mañana nos va a dar mucha nostalgia», ha apuntado Iker, un joven berciano que ha guardado este recuerdo en su móvil.
Lorenzo, que aunque ahora vive en París no pierde sus raíces bercianas, también estuvo presente. «Me da pena, es un patrimonio que desde pequeño conozco y ahora se va», ha explicado.
Antes de llegar a este día ha habido dos intentos de tirarlas abajo, paralizaciones, la propuesta para declararlas Bien de Interés Cultural (BIC) como ejemplo de patrimonio industrial y del pasado de esta tierra. Pero esa importante lucha social, encabezada por colectivos ciudadanos principalmente, y en menor medida por partidos políticos, no ha podido con la decisión ya tomada de Endesa ni con los criterios de administraciones como la Junta de Castilla y León, que consideraron inasumible su conservación por el alto coste de mantenimiento.
Y llegó el fatídico momento, el de dar paso un nuevo capítulo en la historia de la comarca. Tras una cuenta atrás de diez segundos el pasado manchado del negro carbón se venía abajo. El silencia se instalaba en la zona que solo era roto por unos tímidos aplausos que nacían del no saber que hacer.
Desde este jueves el paisaje de El Bierzo adquiere una nueva dimensión, su patrimonio industrial se reduce aunque la huella del carbón es imposible de borrar.
El final del símbolo de la riqueza industrial y minera del BierzoVer 10 fotos
Para la voladura de las dos torres se han empleado 1.176 barrenos y otros 100 para la chimenea, completando un total de 224 kilos de explosivo, que se han colocado en los pilares de las torres y en la base de la chimenea mediante taladros distribuidos para dirigir la caída en la dirección planificada. En el proyecto se ha fijado un radio de seguridad de 400 metros desde cada una de las estructuras.
La detonación se ha realizado de forma secuenciada en las dos torres y en la chimenea (en 4 segundos se han detonado todos los explosivos) para minimizar la vibración del terreno y las proyecciones de material.
La voladura ha producido 16.900 toneladas de residuos aproximadamente (básicamente hormigón), que serán gestionados de acuerdo con la normativa medioambiental. Estos residuos se valorizarán en obra al ser usados como material de relleno, por su carácter inerte, segregando previamente el hierro que se retirará para su valorización y nuevo uso.
Para minimizar la afección del polvo derivado de la explosión se han instalado en el perímetro de las torres y en la chimenea sistemas de irrigación y nebulización de agua, en servicio incluso durante el momento de la detonación.
Estos elementos industriales llevan en pie y siendo parte del 'skyline' de la comarca desde hace más de medio siglo de la mano de Empresa Nacional de Electricidad SA, Endesa, compañía que vio la luz en Ponferrada en 1944. La central térmica de Compostilla II fue inaugurada en 1966, aunque entró en funcionamiento seis años después, dejando sin uso a su hermana mayor, Compostilla I, situada en la capital berciana, puesto que contaba con una mayor capacidad para cubrir la demanda eléctrica de la época.
En 1972 contaba con tres grupos y en la década de los 80 se crearon el IV y el V. Allí entraba el mineral de las cuencas mineras del Bierzo y Laciana en camiones y también por el ferrocarril de la MSP.
Las torres de refrigeración formaban parte de esa instalación, con sus 109 metros de alto y 79,5 de diámetro en sus bases, al igual que la chimenea primitiva del grupo III y que a partir de ahora solo quedará en las fotos y en el recuerdo de trabajadores y bercianos.
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José A. González, Sara I. Belled y Cristina Cándido
Borja Crespo y Lidia Carvajal
Clara Alba y Lidia Carvajal
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