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Leopoldo Panero ya descansa en paz en su Astorga natal. El funeral del célebre poeta leonés se produce cinco años después de su muerte en las Palmas de Gran Canaria el 5 de marzo de 2014, donde pasó 19 años internado en un centro psiquiátrico por la esquizofrenia que padecía. Un final que él ni siquiera podría haber imaginado en sus locos textos.
No fue hasta abril de este mismo año cuando la prima del poeta, Charo Alonso Panero, recogió las cenizas de su familiar gracias a una autorización judicial que reconocía finalmente a los herederos del artista. Un logro «muy importante para la familia y que supone una especie de liberación para él», ha señalado la prima, quien ha reconocido que se trataba de un deseo, el descansar junto a su hermano, expresado por el propio Leopoldo Panero.
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Charo, acompañada de su marido, Javier de la Rosa, director de la cátedra Leopoldo Panero de la Universidad de la Laguna y su sobrino, Marino Alonso, una nueva generación de la saga Panero, ha llevado las cenizas del poeta a la iglesia de Santa Marta de Astorga, donde se ha oficiado el funeral del poeta.
Tras la ceremonia la familia, acompañada por una veintena de amigos y admiradores del poeta, se ha dirigido al cementerio de la capital maragata para darle sepultura en la cripta familiar donde también descansan su padre, su hermano y su abuelo, también artistas.
Un acto solemne en el escritor Javier de la Rosa y primo político del poeta ha leído un fragmento del poemario que presentará esta tarde en un homenaje en la Casa Panero a las 20.30 horas y que lleva por título «Cenizas al viento». Tras la lectura, la urna que contenía las cenizas del leonés se ha introducido en la cripta, donde reposará para siempre.
En el homenaje participarán también el profesor de Derecho en la Universidad de Málaga, Antonio Quesada, y los editores «y amigos de Leopoldo desde los años 60» Antonio Huerga y Charo Fierro.
La Casa Panero se convertirá en noviembre en Museo según ha confirmado la prima del artista, que lamenta que se «haya tardado desde 2002 en el que cedimos la casa en darle la importancia que merece». La familia, que gracias a la orden judicial que ha permitido traer las cenizas a León posee todas las pertenencias del artista, tiene la intención de «legar casi todo el depósito que tenemos en Las Palmas, con libros, cinco máquinas de escribir, reliquias y manuscritos a Astorga».
Así se pone punto y final a la historia «de un gran poeta que lo seguirá siendo hasta la posteridad» y que como él escribió en 'Prueba de vida: autobiografía de la muerte', «Yo soy sólo entre colillas, soy la cecina del poema en el que no creo, soy la cecina del verso y del poema, soy el que vive sin tener ya sentido».
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