Es una cuestión presente en la agenda del Obispado de Astorga, pero no por ello supone una urgencia desmedida. Las cosas de palacio, especialmente en este caso, van despacio.
Publicidad
Tras el repentino fallecimiento del obispo de Astorga, José Antonio Menéndez, la sede episcopal tiene ... por delante el proceso abierto para contar con un sustituto que guíe los designios del diócesis, que abarca los territorios de la Maragatería, la Cabrera y El Bierzo en León; Valdeorras en Ourense y Sanabria, La Carballeda, Valles de Benavente y parte de Aliste en Zamora.
«Ahora mismo no hay ni prisa ni premura en este asunto», confirman a leonoticias fuentes del Obispado, que apuntan de la misma forma a que el proceso podría alargarse «de tres a seis meses».
Sea como fuere, la Iglesia cierra filas en torno a José Luis Castro, administrador diocesano nombrado nada más conocerse la noticia del fallecimiento, del que todos los consultados destacan su «buena labor» al frente de la diócesis de forma provisional.
El proceso ahora es complejo. Para conocerlo toca acudir al Derecho Canónico, en cuyo Canon 377 se recoge la forma de nombrar prelado.
Así, se entiende que el Papa Francisco tendrá que decidir quién es el sucesor de José Antonio Menéndez o bien elegir de entre una terna de posibles propuesta desde el Obispado.
Sea como fuere, desde la Conferencia Episcopal se debe realizar y mantener actualizada una lista de presbíteros idóneos para el episcopado. Igualmente se recoge que «cada vez que se produzca una vacante en una diócesis, el Legado pontificio -Nuncio, Pronuncio o Delegado Apostólico- ha de proponer a la Santa Sede una terna de nombres, previa una investigación sobre la idoneidad de los candidatos y demás circunstancias que concurran en la diócesis».
Publicidad
Para ser el sustituto idóneo, es necesario que el candidato «sea insigne por la firmeza de su fe, buenas costumbres, piedad, celo por las almas, sabiduría, prudencia y virtudes humanas, y dotado de las demás cualidades que le hacen apto para ejercer el oficio de que se trata», tenga «buena fama», al menos 35 años, haya sido ordenado presbítero desde hace al menos cinco y sea doctor o al menos licenciado en sagrada Escritura, teología o derecho canónico, por un instituto de estudios superiores aprobado por la Sede Apostólica, o al menos verdaderamente experto en esas disciplinas.
Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Carnero a Puente: «Antes atascaba Valladolid y ahora retrasa trenes y pierde vuelos»
El Norte de Castilla
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.