La casa de chocolate está en Astorga

Nadie imaginaba en el siglo XVI que Astorga se convertiría en la capital del chocolate gracias a un matrimonio que nunca se fraguó. Fue en 1528 cuando Hernán Cortés entregó como dote a su hija María semillas de cacao ante su matrimonio con el hijo del marques de Astorga.

El enlace no se produjo pero el cacao quedó en Astorga, un hecho que aprovecharon los monasterios de la ciudad quienes añadieron el azúcar en su elaboración para endulzar su dieta y que, poco a poco, se convirtió en uno de los motores económicos astorganos gracias también a los viajes de los arrieros maragatos lo popularizaron en la península, y esto hizo que el chocolate extendiese su consumo y producción por todo el país.

La ciudad llegó a tener 49 fábricas chocolateras en 1914 de las que actualmente solo se conserva una pero su memoria fue conservada por José Luis López quien, de manera particular, abrió su propio museo que se convirtió en uno de los atractivos turísticos de la ciudad.

Pegatinas, moldes de chocolate, piedras de moler son solo algunas de las piezas que se encontraban en esta sede particular que finalmente el Ayuntamiento de Astorga adquirió para en 2015 crear su propia casa de chocolate.

El Museo del Chocolate abría el 14 de febrero de 2015, en la Casa modernista de Magín Rubio quien fuera uno de los empresarios de la ciudad. Ahora su alma pasea entre la documentación y la muestra que recorre la historia desde el siglo XVI de una manera interactiva dirigida a todos los públicos.

Bajo la mirada del dios «Quetzacoalt», realizada para este espacio por Antonio Morales, el visitante observa envolturas de chocolate que se conservan de la época así como las diferentes generaciones que fueron distribuidores de chocolate de la Casa Real de Madrid y reconocidos en exposiciones nacionales e internacionales, como muestran los diplomas que se conservan.

Existían en Astorga dos tradiciones en la elaboración del chocolate. El chocolate realizado de manera manual o «a brazo» y «a la piedra», que se elaboraba con las primeras máquinas de fabricación de chocolate que se observan en la ciudad. Un recorrido que se magnifica en la Cámara de las Maravillas inspirada en los Gabinetes de Curiosidades surgidos el S.XVI y XVII.

Los más avezados, además, reconocerán uno de los aspectos más artísticos y emblemáticos del chocolate. En la sala se muestran variados objetos publicitarios con los que las marcas de chocolate obsequiaban a sus clientes.

Un lugar para recorrer y disfrutar en la ciudad donde se puede adquirir el más dulce manjar.

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